El subdirector de banco y el universitario del Getxo que sueñan con la Copa: «Tenemos las mismas camisetas de hace 15 años»
Jagoba Plaza cambiará el traje por las botas y Beñat Fernández la mochila de clase por la de fútbol. «Es el partido de nuestras vidas»
«Para nosotros es el partido de nuestras vidas, como jugar la Champions». Y, sin embargo, la rutina se mantendrá inmutable, pese a que saben ... que el de hoy no será un jueves normal. A ambos les ha sonado el despertador a las 6.30 horas para ir al trabajo y a la universidad. Llegarán justo a casa para comer y tratarán de descansar un poco antes de poner rumbo al campo de Gobela. Jagoba Plaza cambiará el traje de banquero por las botas de fútbol. Y Beñat Fernández la mochila de estudiante por la del partido. El jugador más veterano del Getxo (31 años) y el más joven (18) atendieron a EL CORREO en la previa de la Copa. Esta es la vida de los futbolistas a los que se enfrentará el Alavés. Una plantilla amateur en la que también hay profesores, fontaneros, un entrenador personal...
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«¿Qué venís, a por el futbolista de la Copa?», pregunta un empleado de la sucursal de Kutxabank, en Etxebarri, cuando ve entrar a estos periodistas. Dirige la mirada al despacho del subdirector. Dentro espera Jagoba, que remata -esta vez sin balones de por medio- los últimos detalles de un informe. «Desde que nos clasificamos los compañeros están muy ilusionados, se alegran por mí». En el perchero luce ya la camiseta conmemorativa con la que jugarán el partido. «Nos llegaron el martes. Nos hace muchísima ilusión», comenta el centrocampista, la calculadora que multiplica los ataques y trata de restar a los rivales. Aunque ahora en su cabeza también busca la fórmula para conseguir la de Mariano.
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En los últimos días su móvil ha echado humo con tantos mensajes. Pero hay uno que le sorprendió. «Un amigo me comentó los parecidos que tenía con Pablo Infante. No me acordaba y es verdad. Sería bonito repetir la historia». Se refiere al centrocampista del Mirandés que se convirtió en el héroe de la Copa de 2012. El 'jabato' también tenía por aquel entonces 31 años. Y compaginaba el fútbol con su trabajo en el banco de Quincoces de Yuso, en Burgos. Aunque hay una diferencia considerable. Los 'rojillos' militaban en Segunda División B. El Getxo, en División de Honor, cinco categorías más abajo que el Alavés.
«No somos un equipo profesional. Jugamos en el club del pueblo y porque nos gusta el fútbol. El Alavés es una entidad profesional con un presupuesto inmenso. A nosotros nos dan una dieta que nos llega para algún 'caprichito' y ya. Somos un grupo que después de los entrenamientos nos juntamos en un bar para hacer piña». De hecho, no tienen 'puente' por la fiesta de la Copa. «Al final, el trabajo es lo que nos da de comer. El partido es un premio que trataremos de disfrutar al máximo. Pero vaya, que tampoco quiero salir de los hábitos, este deporte es un hobby», explica Jagoba, desde su oficina.
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Beñat tampoco alterará su agenda. «Por la mañana tendremos un poco de anatomía, luego teoría... Va a ser un día largo». Tanto que no llegará a casa hasta la hora de comer. Aquí no hay hotel de concentración y mucho menos nutricionista. «Como hay partido pues el menú será pasta. Y después de comer trataré de dormir un poco para estar a pleno rendimiento en el partido». Un examen de categoría para este estudiante de Cafyde (Ciencias de la Actividad Física y del Deporte) en la universidad de Deusto. «Antes del partido aprovecharé para hacer los trabajos que tenemos que entregar el viernes (mañana)». No hay indulto.
Viaje en autobús, metro y a pie
Pero sí una ayuda. Que Beñat consiga sacar tiempo para terminar las tareas tiene una explicación. «Me van a poder llevar mis padres al campo». No es algo baladí. El defensa gualdinegro está en proceso de sacarse el carné de conducir. «Cada día intento dedicar una hora para hacer algún test», apunta el canterano, que tratará de conseguir la camiseta de Pablo Ibáñez, «que es 'rojillo' como yo». No aparca la materia porque de ella depende facilitar su carrera en el fútbol. Vive en Alonsotegi, a 17 kilómetros de Getxo; casi la misma distancia que hay de Vitoria a Murgia. Aquí no hay autobús de equipo. «Para ir a los entrenamientos tengo que coger un bus de línea que me lleva hasta Bilbao, luego el metro a Getxo y por último ir a pie hasta el campo». En total, alrededor de una hora de itinerario.
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El mismo recorrido que completó ayer para asistir al último entrenamiento antes del gran día. Son las 20.00 horas en Fadura, la casa del Getxo que finalmente no acogerá el partido. La cuenta atrás indica que quedan veinticuatro horas para el duelo copero. Los jugadores entran al vestuario tras recoger la indumentaria. «Esto no es Primera. En la lavandería tenemos las mismas camisetas de hace 15 años, calcetines con agujeros... El presupuesto que tenemos es muy ajustado», describe Jagoba, que se remanga con los compañeros para echar una mano en lo que haga falta. Aquí todo es casero. Hasta la técnica de hinchar balones. «A ojo...».
Con los nervios a flor de piel, cuentan las horas para el partido. «Queremos que el árbitro pite ya el inicio. Somos conscientes de la diferencia que hay de categoría, pero el objetivo es disfrutar del premio»; coinciden. «Jugar contra un Primera como el Alavés es para nosotros la Champions. Lo afronto como un regalo, el partido de nuestras vidas», resume Plaza. Y pese a ese colosal salto de categorías, no se arrugan. «Llevo desde los 16 años jugando contra gente de casi 40», añade Fernández.
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Ambos llegan en forma, aunque con el susto aún en el cuerpo. En las últimas semanas han sufrido lesiones musculares que les han obligado a pasar por el fisio. Cosas de la tensión propia del momento. Pero ni un tornado les consigue eliminar del mapa. «Es el sueño de la Copa, un día histórico».
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