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Un árbitro deja el fútbol tras recibir insultos y daños en su coche en Muskiz

Un árbitro deja el fútbol tras recibir insultos y daños en su coche en Muskiz

El colegiado acusa al presidente del Muñatones de descalificarle a gritos, lo que provocó que suspendiera al descanso un partido de juveniles

javier ortiz de lazcano

Domingo, 5 de enero 2020, 23:41

Un árbitro con ocho años de experiencia en los campos de Bizkaia anunció en el acta que redactó el pasado sábado que abandona su actividad tras escuchar graves insultos por parte del presidente del Muñatones y sufrir desperfectos en su automóvil en un partido de juveniles que dirigió ese mismo día en Muskiz.

El colegiado relata con gran profusión de detalles lo sucedido en el Muñatones-Asti Leku B del Grupo 2 de la Segunda División juvenil disputado en el campo Malecón Berria de Muskiz. En el acta, al que ha tenido acceso EL CORREO, explica que «una vez acabada la primera parte (con 1-1 y un penalti fallado por los visitantes) con total normalidad» se dirige al vestuario.

Allí, añade, observa cómo «el presidente del Muñatones entra en el vestuario de su equipo y les dice a los que allí se encontraban, a los cuatro vientos y escuchándose por todos los vestuarios, lo siguiente: 'El árbitro es un hijo de puta, un maricón, pero maricón confirmado, un cabrón que no nos va a dejar hacer nada y va a ir siempre en nuestra contra'».

El colegiado añade que el presidente del club anfitrión «repitió esas frases en numerosas ocasiones». La tensa situación le lleva a tomar una determinación radical. «En ese momento decido suspender el partido», indica. Y explica que adopta esta medida por «los comentarios que el presidente del Muñatones hizo con ánimo de caldear el ambiente y en vista de que los jugadores iban a salir al campo enfurecidos».

Ataque al coche

Una vez cancelado el duelo de juveniles, el árbitro se dirige a su automóvil y aprecia que los dos retrovisores y el limpiaparabrisas traseros han sido arrancados y están en el suelo. El colegiado, que atiende a las iniciales E. G. O., presentó una denuncia en la comisaría de la Ertzaintza de Muskiz, en donde le muestran imágenes de unas cámaras de vigilancia situadas en la zona. En ese visionado aprecia cómo son dos personas las que causan los desperfectos. El árbitro añade, además, que el presidente del Muñatones se negó a pagarle los 39 euros que le correspondían por su labor.

El colegiado concluye el acta con una revelación inusual. «Después de ocho años de arbitraje por los campos vizcaínos, y tras nunca haberme ocurrido nada similar, he tomado la decisión de no continuar en el mundo del arbitraje debido a la desprotección a la que me he visto sometido». La última línea del documento la dedica a un deseo: «Espero que lo que he escrito sirva en consecuencia».

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