Vingegaard sueña con ganar en su cuna
El temible Angliru que invistió el Chava y jubiló por la puerta grande a Contador fue el bautizo del danés. «Fue la primera vez que me vieron»
Riosa está a los pies de la Sierra del Aramo, en el corazón de Asturias, bien custodiada por el Angliru y el Gamoniteiru. Los cicloturistas ... del Principado comenzaron a hablar de ellos en los 90, pero hasta allí arriba solo se atrevía a subir el ganado y los pastores. Tuvo que ser un ciego, con menos de un 10% de visión, Miguel Prieto Randino, el que fuera con un altímetro a descubrir su grandeza. Su mujer, Marta, hizo de sherpa entre la niebla. Lo midieron todo. 12 kilómetros de longitud y un poco más de 1200 metros de desnivel, con lo que la media es del 10%. Y con rampas del 23,5%. Bajaron y enviaron una carta al director de La Vuelta, Enrique Franco, para rebatirle aquello de que en España no había puertos como en el Giro y el Tour. «Sin exagerar, La Gamonal podría superar al Mortirolo italiano». Solo erró en el nombre. Así nació el mito del muro que finalmente bautizaron como Angliru, al más puro estilo Tourmalet.
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Al terminar ayer la meta, el italiano Giulio Pellizzari, mejor joven de esta edición, expresó sus temores. «¡Me da un poco de miedo el Angliru! Vi el perfil y sin duda será la subida más difícil que he hecho», dice a sus 21 años, después de haber coronado este mismo año el Finestre. Al muro de Riosa no llegaron hasta que fue asfaltado. Lo invistió el Chava. Prieto sacó pecho en La Nueva España. «Como ya no tenemos ni siderurgia ni minería, hay que hacer patria vendiendo el Paraíso». Otros lo calificaron de Infierno.
Vingegaard ya lo conoce. «Tengo una relación especial», advierte. Ha estado en sus dos últimas ascensiones en carrera. En la primera, en 2020, fue su descubrimiento. Actuó como gregario de Roglic, exprimido por Carapaz. «Creo que fue la primera vez que realmente me vieron», expresa. El Angliru fue su cuna. Se le vio cómodo en su estreno entre los grandes. Entonces se supo que era crecía un danés que había trabajado en la línea de una fábrica en la que limpiaba pescado. Un ojeador del Jumbo le echó el lazo. Hasta entonces no había visto una subida así.En Dinamarca, el punto más alto está a 173 metros. Su padre le llevó a ver una etapa de la Vuelta al país y sintió un flechazo. El siguiente paso fue llevarle de vacaciones a las montañas. Alpes Dináricos croatas primero, y luego a un camping pegado a Alpe d»Huez.
En 2023 regresó a La Vuelta ya como doble ganador del Tour y padre de una niña. También subió con Roglic, esta vez en paralelo, en aquella ascensión en la que Kuss agonizaba de rojo. Le salvó encontrar a Landa entre la niebla. Le juró que le pagaría todas las cañas que quisiera. En la cima, el danés no le disputó la victoria a Roglic, mosqueado con el equipo por la gestión de una edición que consideró que debía ser suya. El dúo se quedó a 33 segundos de batir el récord de la subida de Roberto Heras, 41 minutos y 56 segundos en el año 2000.
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En la cima del Angliru han ganado el Chava, Simoni, Heras, Contador (2008 y 2017), Cobo, Ellissonde, Carthy y Roglic. Ahora Vingegaard quiere escribir su nombre. «Es mi tercera vez y espero tener buenas piernas también. Sería un sueño para mí ganar en el Angliru. Es una de las subidas más emblemáticas de La Vuelta», valora. «Es abrupta, muy dura», prosigue. «Tenemos que ver cómo me siento antes de ir a por la victoria». Puede que las rampas de Pike Bidea hayan agrietado su fortaleza. Allí le soltó por dos veces Pidcock, que no quiere que sirva como antecedente. «Bilbao es Bilbao, y el Angliru es el Angliru; ya veremos. Me siento bien, espero que siga así hasta el final, pero no voy a hacer predicciones ahora».
Antes se sube La Mozqueta (6,4 kilómetros al 8,2%) y el Alto del Cordal (5,5 kilómetros al 8,8%). Su descenso tiene el mismo peligro. O más. Bien lo sabe Igor Antón, cuando tuvo la segunda caída más traumática en La Vuelta, en 2008. En 2017 también hubo muchos traspiés cuesta abajo, donde se tiró Contador con Pantano. Una despedida a lo grande. «Todos tendremos en mente estar bien posicionados para que Almeida empiece en la pole», dice Ayuso sobre el coloso en el que sucumben los embragues.
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