La Vuelta
Vingegaard cede el liderato de La Vuelta a Gaudu para preparar la crono por equiposEl danés no se mete en el sprint de Voiron, con victoria de Ben Turner, para que Gaudu se vista de rojo y disfrute de la ceremonia de podio antes del largo traslado a Figueras
Justo en la última curva del revirado final de etapa en Voiron (Francia) se instaló hace 141 años la chocolatería artesanal Maison Bonnat. Es uno ... de los iconos de la coqueta ciudad gala, parada obligatoria de los turistas que van camino de los Alpes. La Vuelta hizo el camino inverso y Vingegaard, si hubiese competido varias décadas antes, hubiera parado a tomar un chocolate como les gustaba a los hermanos Pelissier, Francis y Henri, hace un siglo.
Al danés le interesaba llegar tarde a la meta, al menos nueve puestos por detrás de Gaudu para que este le adelantara en la general en la que desde ayer están empatados a tiempo. El premio por no ser el primero era suculento. Ahorrarse la ceremonia del podio y llegar antes a España, desde donde mañana se empezará a decidir la carrera en la contrarreloj por equipos de Figueras. «Fue un día perfecto para nuestro equipo», afirmó el director del Visma, Jesper Mørkøv. Al bretón, en cambio, vive el presente. Le hacía más ilusión vestirse de líder delante de sus paisanos. Darse un baño de masas. Aunque llegue algo más tarde a la ducha de su hotel. El traslado se produjo en avión desde Saint Étienne a Girona.
La primera etapa alpina en la historia de La Vuelta la ganó un ciclista, todoterreno de 1,94 al que le gusta sentir la adrenalina. El británico Ben Turner (Ineos), que de pequeño compitió en motocross y BMX, le birló el triunfo a Philipsen, atado en el sprint a rueda de su lanzador Planckaert, que hizo tercero. Al cruzar la meta, alzó toda su figura, mostró el maillot de su equipo y se sintió que podía tocar las agujas de La Iglesia Saint-Bruno, construida solo un año antes que la chocolatería, que se levantaba por detrás hasta 67 metros. Un gigante.
A pesar de sus dimensiones y su apariencia, nunca fue catalogada como catedral. A Ben Turner le pasa igual. Hace años que parecía más. No estaba ni previsto que corriera La Vuelta pese a que ganó una etapa en Polonia y fue segundo en otras dos. Su puesto era de Lucas Hamilton, que causó baja a última hora. El británico corría el Renewi Tour belga, le obligaron a retirarse en la tercera etapa, el viernes, para tomar la salida el sábado desde Turín.
«Dejé de correr en BMX después de romperme demasiados huesos», dice Turner, que tiene que quitarse las lágrimas tras la victoria. Para recuperarse hizo ciclocross y de ahí a la carretera. Despuntó en su año de debut, en 2022, cuando le abrió paso a Van Baarle en el Infierno del Norte, la París Roubaix. Al año siguiente fue segundo en Jaén, entre olivos y caminos de arena, después de ganar la Vuelta a Murcia, de solo un día. Se estrenó en el Tour con una gastroenteritis que le obligó a abandonar y frenó su progresión hasta la fecha.
La organización amplió la zona de protección de tres a cinco kilómetros debido a la complejidad del final. Lleno de isletas, rotondas y estrechamientos, para pasar por la sede de la popular destilería, donde se produce el famoso licor Chartreuse, elaborado por los monjes cartujos desde el siglo XVIII. Un brebaje peleón, como Bruno Armirail. También da nombre a uno de los muchos montes que la carrera vio desde abajo.
El pelotón salió de Susa, desde donde empieza el Finestre, el mito moderno del Giro, capaz de instalarse en la historia de la corsa rosa con solo cinco ascensiones. También pasó cerca del Galibier, Alpe d´Huez, Col de Porte... pero descendió por el largo valle de Bourg d'Oisans por donde rodaba un primer ciclista feliz de la jornada. Joel Nicolau (Caja Rural) se viste como nuevo líder de la montaña tras coger puntos en Exilles (3ª categoría), Montgenèvre y Lautaret (2ª categoría), los únicos puertos alpinos de la jornada descafeinada. Su único efecto fue costarle los abandonos a Carlos García Pierna, que completó la etapa de ayer con 38,5 de fiebre, y Valentin Paret-Peintre, también enfermo.
Cuando todavía faltaban 90 kilómetros para la línea de meta, el pelotón se tragó la fuga de Louis Vervaeke (Soudal Quick-Step), Sean Quinn (EF Education-EasyPost), Kamiel Bonneu (Intermarché-Wanty), Mario Aparicio (Burgos-Burpellet-BH) y el catalán del Caja Rural. Bruno Armirail hizo una tentativa por escaparse, pero el Lidl-Trek, que volvió a controlar la etapa en balde, no le dio ni un metro. Sinuhé Fernández quien protagonizado una segunda fuga en solitario de prácticamente 40 kilómetros hasta ser neutralizado antes del sprint intermedio, con bonificaciones.
Ahí ya Vingegaard le puso la alfombra a Guadu, que no pudo ganarle la partida a los velocistas para rascar algún segundo que le diera el liderato. Se decidiría en la meta, después de otro ataque de Armirail, capturado a unos 15 kilómetros de meta. No quedaba otra que superar la tensión de la preparación del sprint en Voiron. Antes de la última curva, al paso por la chocolatería, Pedersen se despistó, como si se quedara prendado del aroma. Seguía la rueda de un ciclista del Picnic, que se estaba apartando, y se quedó sin opciones.
Ben Turner (Ineos Grenadiers) ha dado la sorpresa siendo el más rápido que Jasper Philipsen. En el otro sprint a dos por la general, entre Gaudu y Vingegaard, no se decidió por la velocidad. El danés desapareció en todo momento de las primeras posiciones, mientras que el galo se entrometía entre gigantes. Cruzó la meta el 25ª posición, por la 42ª plaza del danés, al que ya le esperaba para el traslado. Sin el liderato se ahorra el protocolo de líder y vestirá el buzo de contrarreloj de su equipo, con el que volará mañana en los aledaños de Figueras en una Vuelta que culmina su periplo por Italia y Francia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión