Justicia divina

Castrillo lloraba emocionado por una victoria muy merecida lograda por su equipo en el mejor momento. Las lágrimas de Pablo y de todo el grupo me recordaron las dos etapas que nosotros ganamos en la Vuelta. La primera, de Óscar Rodríguez en La Camperona, por su emotividad. Y la segunda, de Mikel Iturria en Urdax, por el momento estratégico de su ataque. Me alegré de su victoria porque fue un triunfo del ciclismo en equipo, que siempre sientan mucho mejor. Me vi reflejado en las lágrimas del corredor, de Juanjo Oroz y de todo el equipo. Todo lo que lloré aquel día de la victoria de Óscar no lo he llorado en mi vida. Les entiendo, y además en su caso con el añadido del fallecimiento de Manolo.

Una vez más, el pequeño se come al grande y eso gusta al aficionado. Tenía clarísimo que la victoria de etapa era para Marc Soler, pero Castrillo supo aprovechar el marcaje entre el corredor del UAE y Carlos Verona. El pique entre ambos. Desconozco los motivos, pero ahí había algo personal. Castrillo aprovechó que Soler cerraba el hueco con Verona para arrancar con todas sus fuerzas. Acertar con el movimiento táctico es determinante. Si luego tienes lo que hay que tener te acercas al premio. Castrillo lo hizo muy bien y las piernas le respondieron para conquistar un triunfo súper bonito.

Entre los favoritos fue un día de guardar fuerzas a la espera de Ancares. Va a ser un día decisivo para el líder. ¿Cuánto tiempo quitará Roglic a O'Connor? Su ventaja se va a reducir mucho. No creo que se deje toda, pero sí mucha.