El Tour rinde homenaje a Poulidor

Raymond Poulidor falleció en noviembre con 83 años. «Nunca fui un ganador, no tenía ese instinto», decía. Fue tres veces segundo en el Tour y en cinco ocasiones lo acabó tercero. Nunca lo ganó. Ni se vistió de amarillo. No lo necesitó para ser un mito del ciclismo. El eterno perdedor. El más querido por el público francés.

Los aficionados admiraban a Jacques Anquetil, cinco veces vencedor del Tour, pero querían a 'Poupou' Poulidor, el eterno segundón. La 'Poupoularité'. Aunque ganó la Vuelta a España, el Dauphiné, la París-Niza, la Milán-San Remo y corrió durante 18 años con el maillot del Mercier, Poulidor hizo de la derrota su éxito.

Poulidor admiraba a Anquetil, tan misterioso. Y Anquetil estaba obsesionado con Poulidor. El paso del tiempo les unió en torno a una botella de vino. Desde ahí fueron amigos hasta el cáncer que se llevó a Anquetil. «Me has incordiado toda la vida –bromeaba Jacques–. Mi hija Sophie dijo antes 'Poupou' que 'papá'».

Su rivalidad alimentó dos leyendas. Anquetil era la clase, la seducción. Poulidor era el campo, las manos en la tierra. Francia reverenció más al primero y ha querido más al segundo. «Si hubiera ganado una vez el Tour, hoy no se hablaría de mí. Mi nombre no se olvidará. Cada vez que un deportista queda segundo varias veces le llaman 'Poulidor', je, je. Tuve mala suerte, pero la gente me quería. Y eso me daba dinero. Llegué a pensar que era mejor no ganar», declaró en una entrevista en El CORREO mientras formaba parte de la caravana del Tour.

Este año falta en la Grande Boucle, que no le olvida. La decimosegunda etapa, la más larga (218 kilómetros), va de Chauvigny a Sarran, el pueblo del expresidente francés Jacque Chirac. Es el paisaje agrícola de Poulidor. Y es el Macizo Central, sin un metro llano y con dos puertos, uno de tercera y otro de segunda, en el tramo final. Sin opciones para los velocistas, es el día ideal para una fuga de calidad. Los favoritos se vigilarán en el torturoso tramo final por la tierra de 'Poupou'.