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Valverde, Quintana y Landa. EFE
Tres del Movistar contra dos del Sky

Tres del Movistar contra dos del Sky

Landa, Valverde y Quintana se miden desde hoy en los Alpes a Froome y Thomas en este Tour que vuelve a empezar

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Martes, 17 de julio 2018, 00:30

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Del infierno al paraíso hay una noche de distancia. Cuando el domingo los corredores llegaron a Roubaix salían de un hoyo, de un campo minado de adoquines. Un avión los rescató. Llegaron a Annecy, la perla de los Alpes, con tiempo para el masaje y la cena. A dormir. Mikel Landa se acostó por el lado izquierdo; en el derecho tenía los arañazos de su caída camino del infierno. Se despertó en el paraíso. El lago de Annecy se desbordaba por las ventanas del Imperial Palace, el hotel que ocupa el Movistar en esta ciudad durante la jornada de descanso. Jazz en el hilo musical. Tiempo para suturar heridas. Annecy, la 'Venecia' alpina, amaneció perfecta. Las montañas que esperan a este Tour se reflejaban en el espejo azul turquesa del lago. Y Landa se levantó animado: «He descansado bien. No he tenido ningún problema para dormir. Esta mañana, como es normal, me he resentido de algún golpe, pero he salido a entrenarme con normalidad y creo que no habrá ningún problema para la siguiente etapa». Le reclaman los Alpes, paraíso de los escaladores que como él y sus compañeros Valverde y Quintana sobrevivieron al 'Infierno del Norte'.

Annecy, con su luz y sus canales, le sentó bien al Tour. Salvo Richie Porte, roto el domingo y con una larga rehabilitación por delante, todos los favoritos se sienten aún con opciones. Como si la carrera comenzara ahora, en estas tres etapas alpinas. El Movistar conserva su triple baza. Y el Sky tiene dos cartas, Thomas y Froome. El galés, segundo en la general tras Van Avermaet, es la vara de medida. Le saca 48 segundos a Valverde, que es quinto; 49 a Majka; 50 a Fuglsang; 59 a Froome, Yates y Landa; 1 minuto y 5 segundos a Nibali; 1.14 a Roglic; 1.20 a Dumoulin, y 1.49 a Bardet. Quintana y Urán están a dos minutos de Thomas. Y Daniel Martin, a dos y medio. Aún no se puede descartar a nadie. Lo que el infierno no hizo, tendrá que hacerlo el paraíso alpino. Valverde es «optimista». Le cuadra esa actitud. «El equipo está fenomenal. Si hasta aquí, que no era nuestro terreno, hemos estado bien, a partir de ahora, mucho mejor», avisa al son de una sonrisa.

El Movistar fue el equipo más sólido en la etapa del pavés. Eso es una advertencia a los rivales. «Tener tres corredores con opciones es nuestra ventaja», insiste el mánager del equipo, Eusebio Unzúe, que no los ordena. Prefiere que la dureza o las circunstancias de estas tres etapas de montaña repartan los galones. De un líder menos dispone el Sky, la escuadra que suele resolver el Tour en la primera gran etapa de montaña. Así luego juega con la ventaja hasta llegar a París. Froome no durmió en Annecy. Al Sky le tocó noche en las afueras de Chambery. Atento y con tiempo para atender a la prensa y pararse a cada paso para sacarse fotos con los aficionados, el británico anunció lo que viene: «En esta primera etapa alpina se clarificará la clasificación. Vienen tres grandes días». Se frotaba las manos. Anda con ganas. Ya tiene el Giro, aspira al Tour y, si lo gana, quizá se aliste en la Vuelta. Lograr el triplete le haría único. «Bueno, bueno, cada cosa a su tiempo. Después del Tour espero un bebé. A ver cómo va todo», tranquilizó.

El Sky tiene un plan B: Thomas. «Es fantástico tener dos opciones», destacó Froome. «Geraint está en una posición perfecta y creo que vamos a verle con el maillot amarillo», añadió. Remarán juntos en favor del Sky: «Estamos aquí para ganar la carrera, con quien sea. Yo sigo en la pelea. Con dos líderes podremos reponder a rivales que tienen incluso más». Se refería al Movistar. ¿Pueden los celos desestabilizar al Sky o al equipo español? Todos los implicados lo niegan. El Tour, su cruel montaña, marcará el paso. En esta carrera es difícil que no gane el más fuerte. Selección natural en mitad del paraíso. La primera etapa de esta segunda mitad de la ronda gala es de la caras: 158 kiómetros con cuatro puertos de verdad, la Croix Fer, el Plateau de Glieres y su carretera de tierra, el col de Romme y el col de la Colombiere. De esa cima habrá que bajar -cuidado con Nibali- hasta la meta de Le Grand Bornand, otro enclave del paraíso.

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