El Tour de la supervivencia
El parón por la pandemia llena de incertidumbre una edición que arranca el sábado en Niza cargada de montaña
Que comience el próximo sábado en Niza el Tour de Francia ya es un triunfo. La pandemia ha echado el telón sobre la mayoría de ... los eventos deportivos. La Grande Boucle ha resistido en este año condenado a la supervivencia por el virus. Sólo las guerras mundiales lograron bajar a la ronda gala de su bicicleta. El ciclismo se agarra a la salida de la ronda gala como a un salvavidas en plena tormenta. Este deporte necesita al Tour. Si después de tres semanas esta caravana ambulante consigue llegar a París sin que un mal rebrote del Covid-19 lo impida, todos -organizadores, equipos, ciclistas y patrocinadores- se sentirán vencedores. Además, habrá un ganador oficial. Y son muchos los que aspiran al trono en una edición marcada por el parón del calendario durante la primavera. Tras ese letargo, Bernal, Roglic, Pinot, Landa, Quintana, Dumoulin, Pogacar y Alaphilippe pelearán por una edición llena de incertidumbres -buen ingrediente para la emoción- y repleta de montañas.
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El virus ha emborronado todos los planes de preparación. Los ciclistas y sus entrenadores pisan terreno desconocido. Afrontarán el Tour con menos carreras en los músculos y después de semanas aburridas sobre el rodillo. Todos los candidatos muestran puntos frágiles. El pasado Dauphiné, siempre campo de ensayo para la Grande Boucle, ha dejado muchas preguntas abiertas. El joven Bernal, ganador del último Tour, pareció fatigado. Se retiró a dos días del final y tras ser batido por Roglic en cada final en alto. A Bernal no le funcionó el Ineos. Su equipo, ganador de siete de las ocho últimas ediciones de la Grande Boucle, sucumbió ante el Jumbo del renacido Dumoulin y de Roglic, que se cayó en la penúltima jornada y trata de recomponer contra el reloj su amoratado cuerpo.
En el Dauphiné también patinó Kruisjwijk, que no estará en Niza, lo que debilita la solidez del Jumbo. Aun así, es una escuadra que intimida. Tanto que el Ineos ha descartado a Froome y Thomas, dos ganadores del Tour, y ha elegido a jóvenes como Carapaz y Sivakov para escoltar a Bernal. Frente a ese choque de trenes entre el Jumbo y el Ineos están Pinot, Pogacar, Quintana, 'Supermán' López, Buchmann, Urán, Alaphilippe, Enric Mas... Y Mikel Landa. En esta temporada trompicada por el virus, el alavés ha sido un valor seguro. Presente entre los mejores en cada carrera. En febrero, en Andalucía, y en agosto, en Burgos. También mantuvo el pulso con Roglic y Bernal en el Dauphiné, hasta que el último día levantó el pie para proteger su dañada espalda.
Ese final del Dauphiné resultó extraño. Los ciclistas dicen que acabaron al límite, que el parón ha llenado de energía las piernas y que el pelotón vuela. «He sufrido más que nunca», confesó Dumoulin. «He perdido cinco años de vida», dijo Cherel. Sin embargo, algunos preparadores, con los datos en la mano, niegan que los corredores estén tan fuertes. De hecho, creen que muchos están pagando la inactividad, sobre todo los que tienen por costumbre coger la forma en las primeras carreras del año. Defienden que esta temporada alterada por el virus favorecerá a los que han sido capaces de prepararse en casa, cuidando la alimentación y las pautas de entrenamiento, como si estuvieran en plena competición. De ahí, dicen, las diferencias que se han visto en las clásicas de agosto, con los ciclistas llegando de uno en uno a la meta.
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Y en ese ambiente incierto llega el Tour 2020, lleno de montañas y con sólo una etapa, la penúltima, contra el cronómetro y que termina en la cima de La Planche des Belles Filles. Hay tantas cuestas que aparecen desde el principio en la Costa Azul. Ya la segunda etapa amenaza con las subidas a la Colmiane (1ª), el col de Turini (1ª) -la ruta del Rally de Montecarlo- y el col d'Eze (2ª), el escenario donde se suele decidir la París-Niza. Con un aperitivo así, nadie podrá llegar blando a la parrilla de salida del Tour.
Además, el primer final en el alto espera en la cuarta jornada. No es un lugar cualquiera. Orcieres-Merlette parece menos de lo que es. En esos 7,1 kilómetros al 6,7% de desnivel vivió Eddy Merckx su primera gran derrota. Fue en el Tour de 1971 y fue obra de Luis Ocaña. Aquella etapa, bajo un sol de cuchillo y al ritmo loco del conquense, permanece en carne viva en la memoria del Tour. Ocaña derrumbó al 'Caníbal', que alcanzó la meta con más de ocho minutos de retraso. Cuando el actual director del Tour, Christian Prudhomme, recurre a una gesta para reclamar coraje a los ciclistas de hoy siempre cita aquel día de leyenda en los Alpes. Ocaña, que se mató en 1994, vive en Orcieres-Merlette.
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Juicio en los Alpes
Sin apenas pausa, el Tour se mete en el horno del Macizo Central con la llegada en la sexta etapa al Mont Aigoual tras escalar el col de la Lussette (1ª). Y dos jornadas después ya pisará los Pirineos con dos raciones de picos: en la octava etapa están el col de Menté (donde Ocaña, caído en una curva de barro, perdió aquel Tour que había casi ganado en Orcieres-Merlette), el Port de Balés (categoría especial) y el Peyresourde (1ª). Al día siguiente aguardan el duro col de la Hourcere (1ª) y los cinco kilómetros sin piedad de Marie Blanque (1ª) antes de bajar a la meta de Laruns.
Tras la decimotercera jornada con final en la cumbre del Puy Mary, la Grande Boucle tirará la puerta de los Alpes durante cuatro días que pasarán revista a los candidatos. Tremenda traca final. La decimoquinta etapa se enfrenta a dos paredes, la subida a Fromentel (1ª) y al col de la Biche (1ª) antes de terminar en el Grand Colombier (cat. especial). Después de la última jornada de descanso vendrán las metas alpinas en Villar de Lans, el col de la Loze -asusta con sus 21,5 kilómetros al 7,8%- y la Roche-sur-Foron una vez hollado el Plateau de Glieres, otro desafío vertical (6 kilómetros al 11,2%).
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Si aún queda algún contrarrelojista en pie buscará consuelo en los 36 kilómetros de la penúltima etapa, la única contrarreloj. Eso sí, el tramo final incluye el puerto de La Planche des Belles Files (1ª). Este Tour tenía que empezar así, cuesta arriba, como está siendo para todos, incluido el ciclismo, este año de pandemia e incertidumbres.
Los protagonistas
Ineos
Egan Bernal
Ganador del pasado Tour, es el favorito, pero en el Dauphiné no pudo con Roglic.
Jumbo
Primoz Roglic
Venció en la Vuelta 2019 y quiere el Tour. Pero se cayó en el Dauphiné y está tocado.
Bahrain
Mikel Landa
Líder al fin de un equipo, el alavés está a gran nivel y el recorrido le favorece.
Groupama
Thibaut Pinot
En 2019 tuvo que bajarse por lesión cuando parecía el mejor. Tiene otra ocasión.
Jumbo
Tom Dumoulin
Tras más de un año sin competir por la caída en el Giro'19, aspira a todo.
La ronda gala trata de blindarse para esquivar la pandemia
En un informe de 18 páginas, la organización del Tour recoge todas las medidas para preservar a la carrera del contagio. Teme al coronavirus. Todo el pelotón le tiene pavor. Por eso, la ronda gala quiere convertir la caravana itinerante en un búnker. Y si alguien da positivo por Covid-19 será de inmediato excluido. En el caso de que haya un segundo caso en un equipo (ya sea de corredores, técnicos o auxiliares), toda la escuadra será eliminada de la prueba. Amputación.
«Si dos o más personas de un mismo equipo presentan síntomas o dan positivo por coronavirus, ese equipo al completo será expulsado del Tour. Sus corredores no tomarán la salida y se les retirarán las autorizaciones a todo su personal», avisa el protocolo del Tour.
El objetivo es llegar a París como sea, aunque haya que asumir sacrificios y extirpar a los sospechosos de ser portadores del coronavirus. El Tour tendrá un equipo sanitario encargado de investigar si los miembros de las distintas escuadras han mantenido contacto con algún contagiado.
La mayoría de los participantes están ahora concentrados en lugares alejados de las muchedumbres. En los Alpes, por ejemplo. No quieren sustos a unos días del inicio de la carrera como el que ha sufrido el equipo Ag2R francés. Uno de sus ciclistas, Larry Warbasse, ha dado positivo por Covid-19. De inmediato, el conjunto galo apartó al corredor y sacó del Tour de Limousin a los tres compañeros que habían estado con él en el pasado Giro de Lombardía. Otros tres ciclistas del Ag2R han tenido que renunciar al Campeonato de Francia por el mismo motivo.
Los organizadores y los equipos ponen barreras sanitarias. Queda por resolver la cuestión del público. La Grande Boucle es fiesta nacional en Francia. La carretera es una doble hilera de aficionados. El director del Tour, Christian Prudhomme, ruega a los seguidores que lleven mascarilla -no es obligatoria en todos los departamentos- y limitará el acceso a las salidas, las metas y los puertos.
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