¿Es posible un Tour de Francia sin Alpes ni Pirineos?
Thierry Gouvenou, el exciclista que diseña los recorridos, afirma tener en mente una edición sin sus cordilleras emblemáticas
Hasta 1910 el Tour no tuvo ni Pirineos ni Alpes. Ni se les había ocurrido a los organizadores someter a los ciclistas a esa tortura. ... Habían probado con los Vosgos, pero más por razones patrióticas que deportivas, por el afán de hacer pasar la carrera por Alsacia y Lorena, que entonces pertenecían a Alemania y los organizadores de la carrera reivindicaban como francesas –ahora lo son–. En 1905 se ascendió el Ballon d'Alsace y el primer héroe fue René Pottier, que meses después de ganar el Tour se suicidó.
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Solo en 1910 se les ocurrió a los precursores incluir los Pirineos en su recorrido, lo que hizo comentar a los ingenieros de montes de la región que «en París se han vuelto locos». Al año siguiente llegaron los Alpes y, desde entonces, nunca han faltado en el menú del Tour. El fundador, Henri Desgrange, llegó a proclamar que Dios había creado las dos cordilleras montañosas para que la carrera se disputara por esas rutas.
Así que nadie discute que el Tour tenga su cita anual con los Pirineos y los Alpes, cambiando el orden muchas veces. Cuando transcurre en el sentido de las agujas del reloj, primero los Alpes; cuando gira en sentido contrario, como este año, antes los Pirineos. ¿Nadie lo discute? Cualquier aficionado puede pensar que quien lo haga es un loco o alguien que no conoce la idiosincrasia de la carrera, su esencia. Pero no. Quien ha lanzado la idea es la persona encargada de diseñar cada año el recorrido de la carrera.
Thierry Gouvenou es un exciclista que como profesional no tuvo demasiado éxito personal, aunque fue un buen gregario. Disputó un Giro, una Vuelta y siete ediciones del Tour, y su mejor puesto fue el 59. Entre 1999 y 2002 corrió en el Z, el Gan y sus últimos años en el Big Mat. Después el Tour le reclutó para su staff, y desde 2014 se dedica a dibujar el trazado de la carrera francesa, compaginando los condicionantes comerciales, políticos y de cualquier tipo. Según él mismo, su trabajo es «una misión fantástica». «La mayoría de las veces yo determino las ciudades de salida y llegada, y Prudhomme –el director del Tour– se encarga de todo lo demás. Busco y busco... Cuando hay una carretera principal, a menudo encuentra una carretera secundaria inusual que se desvía hacia un lado con una pendiente del 12% para mejorar aún más la ruta».
Coche sin distintivos
Gouvenou usa mapas, Google Earth, Strava y una guía Michelin que utiliza desde hace quince años. También admite sugerencias de aficionados. En una entrevista con 'Ouest France' desvela que viaja «en un coche sin distintivos, no me dejo ver demasiado, Tengo que estar al tanto de los detalles. ¿Dónde estará el sprint intermedio, los puntos de escalada, dónde tendremos que poner protección?». Y reconoce que con los obstáculos actuales en las ciudades, hacer el recorrido por zonas urbanas cada vez es más complicado.
Pero, al margen de esas tareas, el diseñador del Tour tiene una idea que haría temblar los cimientos de la carrera más prestigiosa del mundo. Si el año pasado, el hecho de no terminar en París fue una novedad que no se había dado en toda la historia de la carrera, pero al fin y al cabo solo fue un golpe a la tradición a causa de los Juegos Olímpicos en la capital francesa, lo que está en los planes de Gouvenou lo cambiaría todo. «Es una locura», les dijo a los periodistas que le entrevistaron. «Se trata de hacer un Tour, ¡sin los Alpes y los Pirineos! Estoy convencido de que podríamos hacer una gran carrera».
Francia tiene otras cordilleras: el Macizo Central, los Vosgos, el Macizo del Jura y las montañas de la Auvernia como el Puy de Dôme, y el majestuoso Mont Ventoux en la Provenza, pero ¿se puede permitir el Tour el lujo de abandonar por un año los Alpes y los Pirineos?
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