El fenómeno Pogacar o cuando la diversión supera a la ambición
El esloveno corre y gana por sensaciones, sin ponerse límites y sin fijarse objetivos más allá de su próxima carrera, ahora el Tour
Habla Urska Zigart, la novia de Tadej Pogacar. «Los comentarios más increíbles son cuando alguien pregunta por qué no dejo correr a Tadej o por qué tiene que ir a una u otra carrera, como quieren esos comentaristas. Como si yo tuviera algo que ver con la carrera a la que va Tadej». Y añade: «He tenido que aprender a relativizar las críticas de los comentaristas de sofá y de todos los mercenarios tras los teclados para que me entre por un oído y me salga por el otro. Hagas lo que hagas nunca puedes contentar a todos porque siempre hay alguien que no está contento con lo que has hecho».
Por supuesto, ser la pareja del mejor ciclista del mundo también tiene repercusiones, y las cosas de Urska también influyen en Pogacar, quien renunció a competir en los Juegos de París cuando ella no fue seleccionada por su país para acudir a la cita. Alegó cansancio y decidió no pelear por un título de prestigio, que podría haber sido otro hito en su historial, y esa es una de las cuestiones que rodean al fenómeno esloveno. Pogacar no parece pelear por objetivos concretos ni fijarse límites o intentar batir marcas. Nunca apuntó cuántos Tours quiere ganar ni las clásicas que desea sumar en su palmarés.
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Después de unos cuántos años en la carretera, asombrando a los aficionados al ciclismo, parece que divertirse sigue siendo su objetivo. De regreso a su novia, tras ganar en solitario en Conbloux, durante el Dauphiné, recurría a ella para explicar las razones de su ataque: «Tuve que darme prisa para ver a Urska terminar el Tour de Suiza así que llegué justo a tiempo». La diversión empuja al campeón, más que la ambición. Corrió la París-Roubaix a pesar de los mensajes del responsable de su equipo, Mauro Gianetti, espantado ante la posibilidad de un accidente que echara por tierra el resto de la temporada.
«Se divierte, gana y sigue asombrando. Tadej mejora cada año», afirma Josean Fernández Matxin
En febrero aparecieron fotos suyas entrenándose en la trinchera de Arenberg y al mánager del UAE le entraron sudores fríos, así que se dedicó durante semanas a lanzar mensajes indirectos en los que apuntaba que tal vez no había llegado todavía su momento. Nunca una apelación directa a un ciclista del que depende todo el entramado del equipo. Pogacar no escuchó esos avisos. Corrió, y a 40 kilómetros de la meta, un percance en el barro de una curva le privó de continuar su duelo con Mathieu van der Poel. Pero no se frustró por aquella circunstancia: «Me encantó el ambiente, me lo pasé genial. Nunca me pregunté qué hacía allí», manifestó. Desde 1991, cuando participó Greg Lemond, ningún ganador del Tour había tomado la salida. «¡Me encanta Pogacar, se atreve con todo!», exclamaba Bernard Hinault, quien la corrió en 1982 porque se sentía obligado por su jersey arcoíris. Al esloveno nada ni nadie le obliga. Es su intuición la que le empuja.
11 victorias
junto a seis podios en clásicas y 3.956 kilómetros en las piernas acumula Pogacar
El año pasado consiguió el triplete Giro-Tour-Mundial, que solo Eddy Merckx y Stephen Roche habían logrado antes, y además sumó dos monumentos: Lieja y Lombardía; en 2025, con 22 días de competición suma 11 victorias, seis podios en clásicas y 3.956 kilómetros en las piernas. Pero si Hinault ganaba como si tuviera un mandato divino que le empujaba y Merckx por el orgullo de ser el mejor y no dejarse vencer por nada, la motivación de Pogacar no es más que la diversión. Cuenta la revista 'Velo' que sus compañeros de equipo aseguran que las reuniones de los directores con los ciclistas en el autobús, antes de las carreras, no le sirven de casi nada. Tadej escucha, finge que aprueba lo que le dicen y luego solo sigue sus instintos sobre la bicicleta, es decir, hace lo que le viene en gana.
Nueve monumentos
Si alguna vez intenta superar el récord de la hora, que en su día prepararon otros campeones como Merckx e Induráin y lo consiguieron, lo hará por probar una diversión nueva. Como los monumentos que ha logrado ya (9). Si hay dos históricos a los que se reconoce por ser especialistas en esas pruebas son Rik Van Looy y Roger De Vlaeminck. Ganaron ocho y 11, respectivamente, por lo que, con 26 años, Pogacar está entre ellos, aunque solo le sirvan de entrenamiento de cara al Tour.
Se divierte, gana y sigue asombrando. Tadej mejora cada año», cuenta Josean Fernández Matxin, uno de sus jefes. «Cuando alguien está al 99%, cualquier mejora, aunque sea de un 0,5%, marca la diferencia. Por eso Tadej no deja de evolucionar. Mejora en que no es un campeón, sino un líder, con todo lo que la palabra conlleva. Un líder lo primero que hace es ayudar a que sus compañeros, el 'staff' y todo el mundo sea mejor. Lo que él demanda para sí mismo también lo demanda para sus compañeros. Eso es algo que valoramos y agradecemos, porque cada vez intentamos ser mejores. Cuando eres el mejor ciclista y equipo del mundo te das cuenta de que lo difícil no es conseguirlo, sino mantenerlo».
Y divertirse, claro.
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