Los árbitros del Tour son los más tarjeteros
Los ciclistas de la carrera francesa han visto ya cuatro amarillas en otras tantas etapas por las cinco que recibieronen todo el Giro de Italia
Desde el 1 de enero, los árbitros de la Unión Ciclista Internacional sacan tarjetas amarillas. No son como las del fútbol sino exclusivamente virtuales. Ningún ... comisario se lleva la mano al bolsillo para mostrarlas, sino que se comunican al interesado. Y otra diferencia: no solo se pueden enseñar a los deportistas, los técnicos o los auxiliares. También un periodista que incumpla las reglas de una carrera las puede recibir.
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En estos asuntos siempre hay nombres que pasan a la historia, así que el holandés Oscar Riesebeek se puede sentir desdichado por ser el primer ciclista expulsado de una carrera, la Vuelta a Bélgica, por recibir dos tarjetas, lo que acarrea también una suspensión de siete días sin licencia. Hasta el comienzo del Tour se habían mostrado 128 amarillas y durante el mes de junio, 23.
Pero en el Tour, los comisarios parecen desatados a la hora de llevarse la mano al bolsillo. Si durante la anterior carrera de tres semanas, el Giro, que además fue la primera grande en la que se experimentó la nueva regla, se mostraron cinco amarillas en 21 etapas, en la ronda francesa, después de las tres primeras etapas ya se han enseñado cuatro. En Italia la vieron Francesco Busatto, Matteo Moschetti, Kasper Asgreen, Bram Welten y Damiano Caruso. Asgreen y Caruso las vieron por lanzar un bidón y un chubasquero de forma peligrosa. El resto, por maniobras peligrosas en el sprint.
Las mismas por las que han sido castigados los cuatro corredores del Tour que han sido señalados por los jueces, Bryan Coquard (Cofidis) y Edward Theuns (Lidl-Trek), implicados en el sprint intermedio que provocó la caída y el abandono de Jasper Philipsen, así como Davide Ballerini (XDS Astana) y Danny Van Poppel (Red Bull Bora), en el origen de una nueva caída en el sprint final. Además de la advertencia de suspensión, fueron multados con 500 francos suizos (534 euros) y se les descontaron 13 puntos de la clasificación UCI.
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La sanción a Coquard soliviantó a su director, Cedric Vasseur. «No se justifica. Bryan no cometió ningún error, fue un incidente de carrera desafortunado», comenta. De hecho, el mánager del Alpecin, el equipo de Philipsen, la víctima de la caída, había exculpado a Coquard. «Que haya un incidente de carrera no significa que tengamos que buscar culpables y sacar una tarjeta amarilla», aseguraba Vasseur. «Bryan es un tipo que respetó completamente su trazada, fue víctima de una situación de carrera y milagrosamente logró salvarse, tocando a Philipsen, quien no pudo mantenerse sobre la bicicleta. Este tipo de tarjeta amarilla realmente las hace perder su valor».
Incredulidad
Antes de la cuarta etapa, el presidente del jurado de comisarios se acercó al autobús del Cofidis para anunciar la sanción. Junto al corredor y el presidente de la Unión de Ciclistas Profesionales de Francia, Pascal Chanter, repasaron las imágenes de la caída. El comentario de Coquard fue, según informa 'L'Equipe', de incredulidad. «¿Pero qué puedo hacer? No intento provocar nada». Para Chanter, «después de ver el trazado de Bryan, al analizarlo fotograma a fotograma, se ve que no intentaba provocar nada, sino que reaccionó para salvar el pellejo».
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Los comisarios no explicaron su decisión, pero en el Cofidis sí que dejaron clara su indignación. «Si un velocista vive con la ansiedad de cometer un error, cambiar de dirección o tocar a un ciclista, simplemente dejará de hacer sprints. No habrá más sprints en el futuro si es así; ya no sirve. Y en ese caso, ya no debería haber sprints intermedios», dice Cedric Vasseur, que va más allá: «Si repartimos tarjetas amarillas a los corredores involucrados en todas las caídas, incluso involuntariamente, enseñamos veinticinco por etapa, y todos podemos irnos a casa después de cuatro días. ¡Qué disparate!».
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