Jean Robic, ganador del Tour de 1947, remojado por dos aficionados. e. c.

Símbolo de renacimiento ante la guerra y el virus

Sábado, 29 de agosto 2020, 00:07

Rafael Geminiani pedaleó con Coppi y dirigió a Anquetil. Tiene 95 años. Un superviviente de la guerra y la malaria. Mira hacia atrás y ya ... no ve a nadie. «Todos los que corrieron el Tour de 1947 están ya muertos». Queda él. Aquella edición fue la primera tras la II Guerra Mundial. La ganó un francés, Jean Robic, convertido en héroe de aquella multitud que se echó a las cunetas para saludar entre ruinas al Tour, símbolo del renacimiento del país. «La carrera nos hizo olvidar la guerra», apunta Geminiani.

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Ahora, el enemigo del Tour, y de todos, es el coronavirus. Invisible y traidor. La Grande Boucle parte hoy desde Niza, ciudad declarada zona roja por su alto índice de contagios, con el objetivo de cruzar Francia y alcanzar París dentro de tres semanas. En el año sin Eurocopa de fútbol ni Juegos Olímpicos, de nuevo el Tour sirve de camino hacia la 'nueva normalidad' en plena pelea con el virus.

«La fiesta» de Francia

Como Geminiani, la Grande Boucle tiene experiencia en estas batallas. Uno de cada diez ciclistas del Tour de 1914 murió durante la I Guerra Mundial. Cuando en 1919 la ronda gala regresó lo hizo con un invento que perdura: el maillot amarillo. La II Guerra Mundial también enterró al Tour tras la edición de 1939. No volvió hasta 1947, con Robic y Geminiani. Durante ese periodo oscuro, hubo intentos de relanzar sucedáneos del Tour como el que diseñó el diario 'La Francia socialista'. Querían recuperar el ambiente previo al conflicto a través del ciclismo.

Pero no es la guerra tiempo para bicicletas. 'L'Auto', diario organizador de la prueba, fue prohibido. Comenzó entonces una carrera para resucitar el Tour como fuera. Francia necesitaba esa parte de su patrimonio. El Partido Comunista, en colaboración con varios periódicos, lanzó la idea de montar La Ronde de France. Se le adelantó 'L'Equipe', heredero de 'L'Auto', al organizar La Course du Tour de France. Ese germen tuvo éxito. Rescató nombres de ciclistas conocidos como Lazarides y Vietto, los dos comunistas.

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La lucha por ser el primero en recuperar el Tour acabó el 24 de julio de 1947. Luis Aragón, líder del Partido Comunista, anunció que su formación se apartaba. Dejó vía líbre a 'L'Equipe' y difundió este mensaje que sitúa al Tour muy por encima del deporte: «Es la fiesta del verano, de nuestro país. Es una pasión singularmente francesa. Tanto peor para los que no sepan compartir las emociones, las locuras y las esperanzas». La ronda gala actuó como pegamento en aquella Francia partida entre resistentes y colaboracionistas. En 2020 la guerra es contra el coronavirus.

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