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Mikel Landa no quería saber nada del Giro de Italia. Tras su dura caída en la primera etapa -con fractura de la undécima vértebra –, el corredor alavés no había sintonizado la televisión para ver la carrera hasta este sábado. Fue un duro golpe físico y anímico. Mentalmente «estoy un poco bajo», ha admitido el ciclista de Murguia, que se recupera en su casa. Lleva corsé, lo que le permite levantarse y caminar. Eso le hace llevarlo «un poco mejor», ya que el día «se pasa más rápido».
Sobre su recuperación, señala que cada día está «un poco mejor», ha afirmado en una entrevista a 'Eurosport'. La semana que viene se someterá a unas pruebas para comprobar si la fractura va soldando bien. Él espera quitar el corsé «la cuarta semana» y subirse sobre la bicicleta. Eso sí, solo al rodillo. No obstante, se pone un plazo para salir a rodar al exterior y le dé el aire en la cara. «Para mediados de junio espero estar en la carretera», afirma.
Esta dura lesión le mantendrá apartado mucho tiempo de la competición. Además, se había centrado en la carrera italiana en detrimento de otras pruebas. A Landa le duele estar así. «Estar en el dique seco cuesta», admite.
Sobre la carrera, Landa no ha querido ver ninguna etapa del Giro de Italia hasta este sábado. «He sido incapaz», sostiene el corredor, que explica que le está «costando mucho» ver a ciclistas en la carrera. «Me dan envidia». A pesar de siempre ser optimista y verle sonriente, a Landa se le hace duro ver a sus compañeros y adversarios en carrera. Afirma que «tenía ganas» en este Giro, que lo había «preparado bien».
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