Vuelta al País Vasco | Etapa 2
Landa engrandece la victoria de SchellingEl alavés, desatado en Saldias, y Gaudu toman ventaja en la general en la etapa navarra en la que Mas cede once segundos y Daniel Felipe treinta por avería
A Leitza, a 47 kilómetros al noroeste de Pamplona, sólo se puede llegar bajando. La organización buscó un descenso técnico que ofreciera el espectáculo que ... no podía dar la tenue subida a Arkiskil, coronada a cinco kilómetros de meta. Subieron lento para lanzarse rápido. «El que entraba primero a 300 metros ganaba», sabía Aranburu. Tomó la cabeza antes y le sobrepasó un holandés del Bora, Ide Schelling, que también se sabía la jugada. Nadie logró meterle rueda al nuevo líder de la Itzulia, para desespero de Sobrero, segundo, y satisfacción de Gaudu, tercero. 4 segundos de bonificación al zurrón y primero de los favoritos de la general en la que se descuelgan Enric Mas, descolocado, a 11 segundos del ganador, y Daniel Felipe Martínez, que sufrió una avería antes del descenso final y perdió 30 segundos.
Pasó desapercibido en la llegada, pero Mikel Landa fue el que animó la etapa. El que hizo que no fuera una más. Que sirviera para que Vingegaard y el Ineos sientan que les van a salir rivales en cada esquina. El escalador alavés se desató en la subida más dura del día. Saldias, 2,8 kilómetros a casi el 10%. Un ataque más a su currículum. La novedad es que, por primera vez en varios años, nadie logró salir a su rueda. Aceleró y avivó el landismo. 'Free Landa' clamaban sus seguidores de antaño pidiendo libertad. Ayer subió libre de ataduras y de rivales. De cara al espectáculo, pero con premio. Tres segundos.
La primera trampa de la Itzulia estaba colocada a 50 kilómetros de meta de la segunda etapa. Antes de eso, guion clásico. Fuga de seis ciclistas que llegaron a alcanzar los siete minutos de ventaja. El extriatleta Javier Romo (Astana), el hombre rápido del Burgos, Jesús Ezquerra, el vizcaíno Jon Barrenetxea (Caja Rural), que le sigue adelantando en cada sprint por la montaña con Txomin Juaristi (Euskaltel), Carlos García Pierna (Kern Pharma), hijo del exciclista Félix García Casas y hermano mayor de Raúl, uno de los juniors de oro del ciclismo español, y el francés Alan Jousseaume (Total Energies). Dieron bastante de sí.
Por detrás, el Ineos de Daniel Felipe Martínez controlaba. De nuevo, con Egan Bernal a los mandos, sumando kilómetros de calidad para volver a sentirse ciclista y, quién sabe, si volver a optar a ganar las mejores carreras. Tiene ya un Tour y un Giro, pero se sacrifica como nadie. También agarró el volante el maillot amarillo, Ethan Hayter, que en la primera subida comprendió que le iba a ser imposible defender el maillot.
Antes del primer paso por Leitza, cuna de Mikel Nieve e Ibai Azurmendi y tumba de Vuillermoz, que abandonó en la línea de meta, Movistar colocó a Gonzalo Serrano a tirar. Con la mala suerte que subiendo la vertiente dura de Arkiskil, por la que después descenderían, Aranburu se enganchó con un Asier Etxeberría (Euskaltel) y puso pie a tierra. Arcas le llevó de vuelta al grupo.
En la cima, se aceleró la etapa. Amador enfiló el descenso con Carapaz soldado a su rueda. De uno a uno para el giro a izquierda, estrecho, con el que daba inicio una de las trampas de esta edición de la Itzulia. Hayter ya renunciaba antes de afrontar las rampas del 17% del muro de Saldias. Ahí atacaba Carapaz, desde abajo. Vingegaard atento. Todos unidos. Parón y estacazo de Landa. Coge metros como hacía muchos años que no cogía. 5 segundos, diez. Sin sentarse. Agarrado abajo. A 47 de meta, mira hacia atrás y no ceja. Se sienta y se vuelve a levantar. Movistar asume el mando, con Gorka Izaguirre, que se aparta y deja paso a un Bora. Al fondo, Marc Soler con cara de tranquilidad. Hasta que Luke Plapp, del Ineos, recupera el control y luce su bonito maillot de campeón de Australia.
Landa ya tenía 30 segundos. Se apoyó en los fugados para tomarse un respiro y tirar hacia delante en el terreno favorable camino de Doneztebe. Allí había sprint intermedio, bonificaciones. En torno a cuarenta segundos de margen. Aguantaban Romo, Jousseaume y Barrenetxea. Los tres colaboraron con Landa y le dejaron pasar primero por el sprint. Tres segundos de ganancia. Objetivo cumplido. Pero se creció y no soltó el remo.
Barrenetxea le debió decir que no podía más y Landa le dio un gel. Tenía ilusión de verse por delante, encendido. Pero el Ineos le manejó a fuego lento. Fue engullido, para lamento de los espectadores, que volverán a llenar las cunetas los próximos días con la esperanza de que vuelva a atacar. Sin nadie por delante, Calmejane decidió mostrarse. Se había caído al principio de la etapa y llevaba medio muslo al descubierto. Se le sumó Abel Balderstone (Caja Rural), de apellido y nacimiento catalán. En el pelotón, casi cien unidades.
Ningún candidato claro a la victoria. Todos aspirantes y una subida larga, de rampas moderadas y menguantes. 3.200 metros de desnivel y final descafeinado. A David de la Cruz, que eso de los descensos no le va, tiró para delante con la connivencia del pelotón, que no aceleró hasta que quedaron dos kilómetros para coronar. Pasar primero por la cima era como entrar primero en la última curva. Nadie iba a adelantar en el descenso y en Leitza apenas había metros para recuperar. Sprint hacia arriba, la tónica de esta Itzulia, que se gana a mordiscos.
Aranburu se lanzó el primero y cortó el grupo. La víctima fue su compañero Enric Mas. Para colmo, en un momento de respiro entre curva cerrada y contracurva, perdió la etapa. Sonrío Schelling. Su segunda victoria profesional tras el cantón suizo para un ciclista que sube bien y que ha ganado punta de velocidad en invierno. No se calla nada. «Es increíble que la UCI permita un final como este», dijo en la meta. Así recordará su mejor victoria hasta la fecha. 25 años cumplidos en febrero. Tampoco lo olvidará Landa. Por días así Landa se ha fraguado una popularidad mayor que lo que dice su palmarés, del que nadie descarta un podio en París el próximo julio. Aunque el que más ganó fue Gaudu, sin mostrarse, llega primero al muro de Hika que decidirá la tercera etapa en Villabona.
«No entiendo cómo la UCI permite finales como éste»
El descenso hacia la meta de Leitza trajo complicaciones a algunos de los hombres fuertes de la Itzulia, como fue el caso de Marc Soler. El corredor del UAE sufrió una caída que le obligó a abandonar la ronda vasca. El catalán, que buscaba protagonismo en esta prueba en ausencia de los líderes del equipo, se dejó todas sus opciones en esa caída que le llevó al hospital, donde le diagnosticaron una fractura en el dedo pulgar, según informó el UAE Team Emirates. Soler se une en la lista de bajas a la de Pello Bilbao el primer día.
En meta llegaron las quejas, como fue el caso del ganador. Ide Schelling, contundente a la hora de valorar su victoria en Leitza. «No entiendo cómo la UCI permite finales como éste», arrancó el corredor del Bora. «Por fortuna no hubo caídas, porque era una bajada perfecta para que llegaran los accidentes», añadió demostrando que desconocía el problema que sufrió Soler y que le llevó al hospiral.
Tampoco fueron amables las declaraciones de David Gaudu, tercero en la llegada y con cuatro segundos de bonificación como regalo. El corredor francés de Groumapa aseguró que «s más que el límite hacer una final así en una carrera, ya sea una carrera Amateur o World Tour. Un giro a 75 metros de la meta... En fin, no fue genial», afirmó Gaudu.
En cuanto al director del Jumbo-Visma, Frans Maassen, explicó que lo fundamental era proteger a Vingegaard. «No soy partidario de un final tan arriesgado. Afortunadamente, no estaba mojado y no sufrimos daños», declaró.
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