El renacer de Iñigo Elosegui
El vizcaíno del Kern Pharma recupera la «chispita» tras tres años de dolencias y quiere «hacer algo bonito» mañana en la etapa de Santurtzi
Iñigo Elosegui es la demostración de cómo los contratiempos, los escollos, los malos momentos, constituyen a las personas. Firmó un contrato de tres temporadas con ... el Movistar y ninguna fue lo mínimamente compasiva. En 2020, el covid le tachó la gran parte de su calendario. En 2021 cogió todos los baches. Lesión en un tendón de la cadera que le impidió entrenarse durante más de tres meses, confinamientos y covid de los que no eran un resfriado. Sin gusto, olfato, tos contínua y una sensación de fatiga extrema durante meses. En 2022 seguía siendo un amateur entre profesionales. «Me he dado cuenta que la vida es mucho más y que no me va el 100% en esto», apunta el vizcaíno desde Viana antes de recorrer la etapa navarra que pasó muy cerca de la sede de su equipo, el Kern Pharma.
El ciclismo es un deporte de dedicación plena que cuando no devuelve ni un 5% se convierte en una amargura. «Perdí energía, las ganas de entrenar. Me costaba mucho el día a día». El 'León de Zierbena' dejó de rugir. De ser candidato a ganar cada carrera que corría como juvenil a quedar marginado. Ni rastro del ciclista todoterreno, rodador y explosivo. En 99 días de competición con el maillot del Movistar, su mejor puesto fue un 30º en la Kampioenschap van Vlaanderen, completamente llana. «Es duro. El tema competitivo lo vas asimilando y viendo que estás por debajo de otros. Pero el problema es para la vida. Son años malos y mentalmente son difíciles».
Se refugió en Japón. De niño, cambió los videojuegos por la cultura nipona. Aprende el idioma y conoce su sociedad. Unas vacaciones familiares en Tokio a finales de 2019 rubricaron su vínculo con el país del sol naciente. En octubre de 2022 se fue 18 días solo. No le asusta. De tantas dificultades, sabe lo que es estar consigo mismo. Cargó pilas y volvió a casa. Fichó por el Kern Pharma, el conjunto de categoría UCI ProTeam que creció desde la matriz del Lizarte, con el que disputó las dos temporadas clave de su formación.
En el equipo farmacéutico navarro resurge. Renace. «Estoy feliz, a gusto y con ganas de andar en bici y del día a día. Vuelvo a tener esa chispita que te apetezca disfrutar de la rutina, currar y dejarte el 100%». El nieto de nieto de José Antonio Momeñe, cuarto en el Tour de 1966, lleva ya 21 días de competición en 2023. Una vuelta grande. «Cada día mejor. Es que (suelta un taco)... si tienes ganas de (suelta un taco), de salir a pedalear con ganas en el día a día, eso es para mi lo que marca la diferencia y lo que te va a hacer rendir».
Está tan bien que pasa por alto que la semana pasada estuvo enfermo y le salió un herpes por las defensas bajas. Así luce una aparatosa herida en el labio. «No estoy al 100% de salud pero lo contrarresto con ganas». Es alto, rubio, de ojos azules y ambicioso. «Sé que tengo potencial y que lo sacaré antes o después». Pero consecuente. «Puedo explotar en dos meses como en año y medio. Pero he visto que tengo que tener paciencia. No quiero tener esas prisas porque hasta ahora, cuanto más me he exigido peor me ha ido».
Progresos
De Valverde, con el que coincidió en el primer confinamiento en Abu Dhabi, aprendió que «las carreras son largas» y de Pello Bilbao, que el proceso de maduración puede ser lento. «Trabajo con esa ambición. Pero me he dado cuenta que la vida es mucho más». En el Kern Pharma admiran su forma de expresarse, de comportarse en público y relacionarse con los trabajadores del club. Encantados con su regreso, sólo le piden que ayude a sus compañeros. «Ayudar a Igor Arrieta (hijo de José Luis Arrieta, ganador de etapa en la Vuelta y ya relajado de la dirección deportiva del Movistar), el líder con quién queremos intentarlo».
Los objetivos, sin la invitación para la Vuelta, están claros. «Dejarnos ver, estar en las fugas y pelear algún triunfo de etapa». Pero en este ciclismo moderno ya no es sencillo ni lo primero. «Cuesta porque nos falta costumbre de vernos ahí, saber estar en los cortes buenos y en el momento exacto». Pero lo va a intentar al lado de casa. «La de Santurtzi es la etapa más especial. Me encantaría intentar hacer algo bonito porque son mis carreteras». La noche anterior se cobijará en la lectura. «Me he traído un par de mangas, Bakuman y Berserk, y un libro de ciencia-ficción, el pozo de la Ascensión, de Brandon Sanderson. Luego no me termino todo pero voy cambiando. Media hora de uno, luego otro. Me ayuda a relajarme mucho».
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