Homenaje a Jesús Loroño en el centenario de su nacimiento: exposición, encuentro con leyendas...
El histórico ciclista de Larrabetzu conquistó la Vuelta de 1957 organizada por EL CORREO que empezó y acabó en Bilbao
Dentro de una semana, el 10 de enero, se cumplirán cien años del nacimiento de una de las grandes leyendas del ciclismo vizcaíno, Jesús Loroño ( ... 1925-1998). El de Larrabetzu, ganador de la Vuelta de 1957 que empezó y acabó en Bilbao, entre otros grandes hitos, recibirá una serie de homenajes a lo largo del territorio que recordarán su figura y el enorme legado que dejó en el deporte de las dos ruedas.
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Loroño fue un pionero en la disciplina. Entonces todo costaba mucho. De muy crío cogía las bicicletas que los obreros dejaban a la puerta del bar y se daba una vuelta. «Eran muy grandes, así que metía la pierna por debajo del cuadro y pedaleaba», declaró para el libro 'Loroño, símbolo del ciclismo vasco'. La guerra civil le pilló con once años. Larrabetzu estaba debajo de los búnkers del Cinturón de Hierro. Silbaban los proyectiles. Rufino, el padre, decidió marchar de allí. Metió lo que pudo en un carro, amarró las vacas y tiró hacia Las Encartaciones, a Sopuerta, lejos de las bombas. «Lo pasé peor que un perro», recordaba el ciclista. Ni siquiera hablaba castellano. Se lo enseñó la bicicleta: los viajes para correr sus primeras carreras. Sus brazos crecieron cortando troncos; sus piernas, en entrenamientos nocturnos a la luz de un farol. De ahí, a la Vuelta.
«La de 1955 fue la primera de las tres Vueltas que tenía que haber ganado». Fue líder ya en la tercera etapa. Pero la selección española era un avispero: cada uno a lo suyo. Bahamontes, Loroño, Bernardo Ruiz, Poblet, Masip y Botella se suicidaron. Y el francés Dotto bailó sobre sus cadáveres con las flores del premio final. Al año siguiente la perdió por solo trece segundos. En la cima de Sollube, donde tiene un monumento, atacó y superó a Conterno en la Vuelta del 56, pero un pinchazo impidió la primera gran victoria de Loroño, que sería quinto en el Tour de un mágico 1957 que completó con la Volta a Catalunya, donde, por cierto, ganó sin equipo.
Induráin, Lejarreta, Matxin...
El gran evento será la cumbre ciclista que acogerá Bizkaia Aretoa de la UPV/EHU (Abandoibarra, 3) el mismo viernes 10 a partir de las 19 horas. Allí se congregará una nutrida representación del ciclismo de máximo nivel. Estarán Miguel Induráin, Marino Lejarreta, Abraham Olano, Luis Otaño, Luis Zubero, Julián Gorospe y Joxean Fernández Matxin, director deportivo del UAE de Pogacar.
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Unos días después, durante la semana del 13 de enero, la Sala BBK dedicará un espacio a Loroño. Allí, durante alrededor de dos semanas, se expondrá una selección de objetos personales del vizcaíno en la que se encontrará la bicicleta con la que conquistó aquella Vuelta de 1957 organizada por EL CORREO. También el maillot que le coronó en Bilbao. Se podrá disfrutar también de varios chándales, chichoneras, zapatillas... Incluso bidones y dorsales de la época, además de bandas, el premio en aquellos años en los que no había más maillot que para el ganador de la carrera.
«Un buen amigo de mi padre, Luis Robledo, me dijo: 'Josu, hay que hacer algo'. Y nos ha salido este programa... Es como una obra en casa. Ya que te pones...», confiesa a este periódico Josu Loroño, el hijo de la leyenda. El primer acto será el jueves 9 a las 12 horas con una ofrenda floral en el monumento que el corredor tiene en la cima de Sollube.
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El día 10, a las once de la mañana, tendrá lugar una misa memorial en la parroquia de San Vicente Mártir de Abando. Y por la tarde se celebrará el encuentro txirrindulari para hablar de un sinfín de anécdotas del vizcaíno, que protagonizó una rivalidad de época con Federico Bahamontes, fallecido en 2023 pocos días antes del vigesimoquinto aniversario de la muerte de Loroño.
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