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Roglic se mantiene al frente de la clasificación general. Efe

Dumoulin protege a Roglic del acoso de Landa en el Dauphiné

El equipo del alavés, el Bahrain, aceleró en la dura subida a Bisanne, pero el líder resistió pese a sufrir una caída en una etapa ganada por Kamna

Sábado, 15 de agosto 2020, 17:39

Los ciclistas son duros. Es un deporte bruto. Y también son frágiles. Viven doblados sobre dos centímetros de ancho de rueda. Antes de comenzar la cuarta etapa, Egan Bernal, último ganador del Tour, se rindió ante el dolor de espalda. Se quedó en el hotel para salvaguardar su candidatura al Tour. Aplazó así su duelo con Roglic, líder sólido en este Dauphiné. ¿Sólido? Nadie lo es en el ciclismo. El esloveno se cayó. Tremenda costalada. Hasta se subió a coche de su equipo, el Jumbo, convencido de que no podía seguir. Le convencieron. Le subieron a la bicicleta y, de nuevo en el grupo, sus compañeros le protegieron del acelerón del equipo de Mikel Landa en el puerto de Bisanne. Roglic tuvo, sobre todo, el sostén de Dumoulin, bien arropado por Kuus y Van Aert. Con tanto 'Jumbo' en torno a Roglic, Landa no desató su ofensiva lejana. Y el puerto final, Megeve, sólo sirvió para que, entre los de la fuga, el alemán Lennard Kamna pudiera con De la Cruz y Alaphilippe. A una etapa del final, el Jumbo blinda el triunfo de Roglic y asiste al renacimiento de Dumoulin.

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A la cruel subida a Bisanne el Dauphiné llegaba distinto. Sin Bernal y sin Buchmann y Kruijswijk, retirados tras una caída. También se había caído Roglic. Llevaba el culo casi al aire. Delante, en la fuga de Kamna, Alaphilippe, Kwiatkowski y De la Cruz, iban dos gregarios de Landa, dos lanzadores, Mohoric y Teuns, ideales para llevar a hombros al alavés hasta la subida final a Megeve, no tan dura. El equipo Jumbo le había robado a todo el mundo la luz hasta ese momento. De repente, Landa ordenó a los suyos convertir Bisanne en una carnicería. Pello Bilbao, Vals y Caruso se pusieron a la labor. Chispas de sufrimiento en todos los rostros.

La ráfaga del equipo Bahrain resumió el Dauphiné en una docena de corredores. Ya no estaban Froome, Valverde, Mas, Porte, Urán, Pogacar, Thomas... Escabechina. Caruso dio un último relevo al servicio de Landa. Era el momento del despegue. Pero el alavés miró a su alrededor y vio que Roglic seguía con dos de los suyos, Dumoulin y Kuus. El Jumbo había soportado la embestida. Con la escuadra holandesa y Landa seguían Pinot, Quintana, Daniel Martínez, López y el joven Sivakov, convertido en inesperado líder del derruido Ineos.

Al hollar el puerto, Dumoulin impuso la calma. Tras más un año sin competir por aquella mala caída en el Giro 2019, el holandés ha vuelto a su sitio. Y crece. Si Roglic no da la talla en el Tour, Dumoulin será su alternativa en el Jumbo. En el descenso de Bisanne, fijó un ritmo de tregua para esperar a Van Aert, que en cuanto llegó se puso al frente. Si alguien se atrevía a discutirle a Roglic el liderato tendría que hacerlo la subida a Megeve, una cuesta de segunda, con el esloveno bien escoltado. Imposible, pues. Landa, Quintana y Pinot tendrá que esperar a la última jornada.

De ganar la etapa en la subida al aeródromo alpino de Megeve se ocupó el joven alemán Kamna. Se había metido en la fuga para lanzar en Bisanne a Buchmann, pero su líder se fue al suelo y al hospital. Deporte frágil. Liberado de esa misión, Kamna tuvo más músculo que el catalán De la Cruz en el penúltimo capítulo de este Dauphiné. A la quinta etapa, con siete puertos, Roglic llega con 14 segundos sobre Pinot, 24 sobre Guillaume Martin y 26 sobre Landa. Todos tienen que opciones, pero antes de tumbar a Roglic tendrán que despellejar a Dumoulin y el resto del Jumbo. No parece fácil.

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