Mikel Landa: «En mi cabeza sólo está el Tour»
El ciclista de Murgia cree que será una ronda gala con «sorpresas» y agradece la confianza que recibe en el Bahrain, que ha descartado el fichaje de Froome
Al principio, la cuarentena le pareció a Mikel Landa la excusa perfecta para disfrutar de un tiempo en casa. El oficio del ciclista es ambulante. De hotel en hotel. De una carrera a un concentración en altitud. Pero luego, tras tantos días de rodillo y aislamiento, llegaron el tedio y la ansiedad por saber cómo iba a quedar la temporada. ¿Se reanudaría? «Cuando dijeron que el Tour iba a empezar en agosto me quedé tranquilo», asegura en una videoconferencia. Era como volver a la casilla de salida, a la pretemporada. Su dorsal vuelve a estar en la baraja de candidatos al podio. «Trabajo para hacer un gran Tour. Todos mis esfuerzos van dirigidos a esa carrera», apunta. «¿Se ve en el podio?». No duda en la respuesta: «Pelearé por estar en él. En mi cabeza sólo está el Tour». Ha sido cuarto, sexto y séptimo en las últimas tres ediciones. Quiere más en la ronda gala de 2020, tan atípica por efecto de la pandemia. «Creo que va a haber sorpresas», pronostica.
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Landa es de un paisaje frío. Se ha pasado su carrera buscando un rayo de sol, pero siempre ha tenido a otro líder haciéndole sombra. Por eso dejó el Movistar y está ahora en el Bahrain-McLaren, para tener los galones en el Tour. El mánager de la formación británica, Rod Ellingworth, acaba de negar que se planteara fichar a Chris Froome, que su apuesta era y es el escalador alavés. «Se agradece esa confianza», asiente Landa, que ya se imagina a finales de agosto en salida de la Grande Boucle en Niza escoltado por sus compañeros «Pello Bilbao, Caruso, Cortina, Teuns, Poels...». Forman un bloque sólido para tratar de hundir la flota del Ineos (Bernal, Thomas y Froome). «Son el rival a batir», apunta el corredor alavés.
Todos pisan terreno desconocido. Habrá pocas carreras antes del Tour, que no será en julio sino en septiembre tras arrancar a finales de agosto. A todos les faltará el fondo que da la competición. El calendario estará concentrado en tres meses. «Parece que la temporada va a ser muy corta y, sin embargo, se nos va a hacer muy larga. Llevamos desde diciembre entrenando. En el confinamiento hemos hecho rodillo. Ahora volvemos a la carretera y vamos a acabar de competir en noviembre», hace recuento. Y saca esta conclusión: «En agosto tendremos ganas de correr y también ganas de que termine la temporada». La suya quizá arranque a finales de julio, en la Vuelta a Burgos, y continuará en agosto con el Dauphiné. Luego, a por el Tour. En principio, no parece partidario de disputar en octubre la Vuelta porque eso condicionaría la campaña siguiente.
En esa Vuelta no participará la Fundación que preside, que no ha sido invitada. «Me da mucha pena que el Euskaltel-Euskadi no esté, pero, bueno, trabajaremos para acudir el próximo año», anima. Recuperado del atropello que sufrió en el inicio del año, Landa cree que el pelotón se adaptará a la pandemia. «Confío en que se den las condiciones sanitarias para competir». Incluso, a puerta cerrada. «Nosotros necesitamos a la gente. Sería extraño correr sin público, pero es lo que hay». En su biografía deportiva hay muchos parones por caídas y enfermedades. En eso, el virus le ha pillado entrenado. «Otras veces he regresado cuando los demás ya llevaban tiempo corriendo y me ha ido bien. No me preocupa eso». Sólo piensa en el Tour, en la edición que viene. «El tiempo pasa rápido. El ciclismo es muy competitivo y vienen jóvenes muy fuertes».
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