De sabor escaso
No puede decirse que la edición de la Copa del Rey de este año haya sido buena. Han ocurrido demasiadas cosas que lo demuestran. Una ... final sin emoción, entre dos equipos, uno totalmente acostumbrado a jugar grandes finales y otro ya satisfecho de haber llegado a ella. La falta de competitividad de los malagueños no debe achacarse a desidia o desinterés, sino al agotamiento de los dos partidos anteriores que les dejó sin fuerzas. Quizás lo más meritorio de los madridistas en los últimos años es su capacidad innata para mostrar una frescura física con la que aplastar a los contrarios como si no hubiera tenido dos partidos en las ultimas 72 horas. La final deja al descubierto la diferencia entre las plantillas ACB. Situación propia de hace cuarenta años.
No solo la final fue sosa. Las diferencias de los marcadores en todos los partidos ha hecho que la vibración del público haya sido escasa. Partidos resueltos a falta de más de cinco minutos del final privan a nuestro juego de la mejor de sus virtudes: la emoción. Solo hubo una sorpresa, la victoria del Valencia sobre el Barça. Se dio por el juego coral de los valencianos pletóricos de energía. Lástima que la agotaran toda para llegar tan desfondados, convirtiendo la semifinal en un paseo para el Madrid. Al Barcelona de baloncesto le esta pasando como al de fútbol, si estos son dependientes de Messi, los otros lo son de Mirotic. O el jugador o el entrenador están equivocados. En el fútbol, la estrella tiene momentos de descanso. En baloncesto, no. Si persisten en esta forma de actuar, el jugador llegará fundido a los momentos finales del curso. La Copa del Rey ha sido un aviso.
Al evento le ha faltado el Baskonia. Hay que decirlo; nadie, quitando los equipos de fútbol, ha brillado en este torneo como los vitorianos. Hay dos razones: el rendimiento de los jugadores en el campo y la actuación del público vitoriano tanto en la cancha como en las calles. La humildad y el miedo de los equipos en los partidos, incluso el buenismo de entrenadores y jugadores, me parece fuera de lugar. A la Copa se debe ir a 'rajar' a los contrarios. De lo contrario, no es un buen torneo. El perdedor no debe tener nunca buena cara. Para terminar , quizás otro motivo de lo desvaído del fin de semana sea la falta del enfrentamiento tradicional entre el Barcelona y el Madrid. Si los dos mejores equipos del país no se enfrentan en algún momento, el espectáculo queda cojo. El Madrid sigue sumando, el Barcelona sale tocado y el Baskonia es imprescindible.
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