Paloma Pujol, arte con los toques al balón

Todo comenzó cuando su madre le enseñó una pelotita muy popular en los años setenta llamada hacky sack. Su evolución es un pequeño saco relleno con 50 gramos de acero y el objetivo es darle patadas para no dejarlo caer al suelo, pero a la mexicana Paloma Pujol le ha servirse para erigirse como Campeona del mundo de Footbag en cuatro ocasiones. El footbag es similar al freestyle, deporte que también practica, pero en este caso la pelota es hasta diez veces más pequeña que un balón de fútbol convencional.

Pujol, residente en Madrid, comenzó a profesionalizarse tras conocer el footbag en el Parque del Retiro. Quienes lo practican usan zapatillas especiales y cada uno de sus trucos tienen nombres. La deportista ha podido dejar su trabajo como camarera en un bar de Malasaña para dedicarse al freestyle a tiempo completo y ha llegado a protagonizar la actuación previa a un partido entre el Barça y el Boca Juniors en el Camp Nou, en la Copa de la Reina 2019 y en el partido de fútbol femenino que batió el récord de asistencia en el Metropolitano.

En 2016 se convirtió en la primera freestyler de España, pero su juventud en México -es originaria de Tequisquiapan, Querétaro, de padres españoles- fue algo más complicada en lo deportivo. «Allí era imposible que una chica jugara al fútbol, así que durante dos años tuve que hacerme pasar por un tal Javi en la ficha», ha confesado.

La freestyler lucha por cambiar la forma en la que se ve esta mezcla entre deporte y arte y por lograr que cada vez más mujeres lo practiquen en una categoría propia en vez de compartirla con los hombres. Poco a poco va cumpliendo su sueño de actuar en partidos de fútbol femenino para ir dando a conocer su pasión en eventos como la última Copa de la Reina. «Podríamos tener una buena categoría. Lo que pasa es que nos da vergüenza, creo», apuesta.