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La nadadora Shayna Jack y la licuadora contaminada

La deportista, suspendida cuatro años por dopaje, recurrió al TAS alegando un contagio a través de este electrodoméstico y ha logrado que se rebaje a la mitad su sanción

Viernes, 27 de noviembre 2020, 00:10

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En la ya larga lista de curiosas excusas para librarse de una sanción por dopaje se ha incluido estos últimos días la dada por la nadadora Shayna Jack. La australiana fue suspendida por un caso de dopaje, por un tiempo de cuatro años, tras detectarse en su cuerpo restos de Ligandrol antes de los Mundiales de 2019. Sospechosamente se dio de baja de esta competición poco antes, alegando motivos personales, y tras haber completado las sesiones de preparación con su selección, con la que iba a participar en el cuarteto de relevos 4x100 metros libres.

Fue después de uno de esos entrenamientos cuando se sometió a los habituales análisis en busca de sustancias ilegales que alteren la competición. Estos reflejaron la presencia de Ligandrol, que puede encontrarse en suplementos nutricionales y entre otras cosas favorece la estimulación del crecimiento muscular. Por ello está incluido en la lista de drogas prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje.

Shayna Jack negó desde el primer momento haber ingerido dicha sustancia de manera consciente y no dudó en presentar su alegación ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). La nadadora afirmó que no podía asegurar al 100% cómo había ido a parar a su cuerpo, pero apuntó a una posible contaminación de una licuadora, por parte de su pareja o sus hermanos. No los acusó a ellos de haberlo hecho a propósito sino que alegó que al prepararse ella misma los suplementos que toma como aporte extra a su preparación, estos pudieron mezclarse con algún resto anterior por una mala limpieza del aparato. También puso sobre la mesa la posibilidad de que otros de los batidos o geles ya preparados que suele tomar pudieran estar contaminados.

Opciones, una de ellas un tanto rocambolesca, que convencieron en parte al tribunal ya que según han hecho público han reducido de cuatro a dos años la sanción a la deportista. "El hallazgo del positivo me mató", aseguró Jack, afirmando que el dopaje no ha sido nunca una opción para ella. "Quiero ser un modelo a seguir, que la gente se sienta orgullosa de mí. Ahora estoy muy paranoica, todos los días tengo miedo".

La australiana había sido sometida previamente a diez pruebas entre febrero de 2018 y el 26 de junio del año pasado, cuando saltaron todas las alarmas. Todos los exámenes anteriores habían estado 'limpios'. Desde el TAS afirmaron que Jack parecía una persona "creíble, directa, genuina y honesta, con un disgusto evidente por la situación", por ello decidieron finalmente reducirle a la mitad la sanción, ya que pese a todo nada podía demostrar cómo había llegado a parar el Ligandrol a su cuerpo.

Transmisión de fluidos

Curiosamente esta misma sustancia fue la que también le jugó una mala pasada a la piragüista canadiense Laurence Vincent Lapointe, una de las principales palistas de su país. La deportista, suspendida de forma cautelar, negó categóricamente haberla tomado de manera consciente. En enero de 2020 quedó libre de todos los cargos al demostrarse que su pareja había consumido Ligandrol, y este había sido traspasado al cuerpo de su novia tras una transmisión de fluidos, en una 'contaminación sexual'.

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