Las diablillas de Hondzonot, sóftbol descalzas y con huipil
Una veintena de mujeres indígenas ha formado un equipo con el que luchar contra los estereotipos en plena selva maya
Judith Romero
Domingo, 18 de abril 2021
Todas tenían su huipil tradicional, un impecable vestido blanco finamente bordado que puede tardar tres meses en fabricarse a mano, así que, cuando empezaron a jugar a sóftbol hace tres años, decidieron usarlo como uniforme. Las Diablillas de Hondzonot son un equipo amateur de 20 jugadoras, en su mayoría amas de casa, que ha decidido unirse para disfrutar del deporte sin reparar en prejuicios o estereotipos. Residentes en una comunidad del sureste de México, en plena selva maya, juegan descalzas por comodidad y desafían las altas temperaturas del estado de Quintana Roo.
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Más que una competición, para las Diablillas cada encuentro deportivo es una celebración. «El huipil es parte de nosotras, de nuestra identidad como mayas», explica Juana Ay Ay, de 37 años. Los pendientes largos y el maquillaje también forman parte del atuendo, que en ocasiones se completa con una gorra regalada por alguno de los equipos rivales. Pero nunca por zapatillas deportivas. Pese a la falta de instalaciones adecuadas, estas mujeres consideran que corren más rápido descalzas y que estas sólo les molestarían.
La andadura de las Diablillas comenzó cuando las autoridades locales ofrecieron enseñar algún deporte a las mujeres del pueblo. Aunque ya no reciben apoyo institucional, siguieron jugando con bates y bolas prestadas. Ahora disfrutan de mejores materiales gracias a una donación de sus ídolos, los Diablos Rojos del México, de la liga profesional. El público, en su mayoría hombres que las animan mientras toman una cerveza, se sienta en las rocas alrededor del campo.
La barrera del machismo
Aunque ahora tienen una base de aficionados que les anima, no siempre contaron con el mismo apoyo. «Por ser mujeres no creían mucho que pudiéramos jugar, pero les hemos demostrado que podemos hacer lo mismo que los hombres y hasta llegar más lejos. Ahorita nuestros esposos nos apoyan mucho; todavía hay gente que nos critica, pero no nos importa», contó Fabiola May, capitana de 27 años, a AFP.
En México todavía no existe una Liga nacional de sóftbol femenino, pero mujeres como las Diablillas de Hondzonot ya allanan el camino. La crisis del Covid-19 ha destruido el empleo en su comunidad, relacionado con la venta de artesanía, el turismo y la construcción. Y sin dinero para gasolina, por el momento sólo pueden jugar en su campo, en casa, mientras reciben a rivales como las Guerreras de Pisté.
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