De sobrevivir a un viaje en patera a convertirse en una de las mayores joyas del fútbol femenino español
Edna Imade fue la gran protagonista del fin de semana. Su gol sirvió para que la Real Sociedad derrotase al invencible Barça de Alexia Putellas y Aitana Bonmatí
A. Mateos
Martes, 4 de noviembre 2025, 10:06
Edna Imade nació hace 25 años en Marruecos, cruzó el Estrecho en patera, perdió a su padre nada más llegar a España porque fue deportado y se crió en un convento de monjas, donde comía gracias a la caridad mientras su madre trataba de conseguir unos euros vendiendo pañuelos en semáforos de Sevilla. Hoy Edna Imade es una de las jugadoras más prometedoras del fútbol femenino español. Ella quiere defender los colores del país donde se ha criado. El pasado fin de semana fue la auténtica protagonista al anotar el gol con el que la Real Sociedad derrotó al invencible Barça de Alexia Putellas y Aitana Bonmatí.
La historia de la joven futbolista txuriurdin, cedida por el Bayern de Munich, es de película. Sus padres huyeron de Nigeria a finales de los años 90. El país natal de su familia estaba inmerso en golpes de estados y guerras y los Imade huyeron en busca de un futuro mejor. Floren, la madre de la joven futbolista, estaba embarazada de gemelos y tras cruzar el desierto del Sáhara dio a luz en Marruecos. Allí quedaron retenidos mientras sacaban adelante a Edna y su hermano Paul.
Cuando lograron un pasaje a bordo de una patera que les llevaría a España, la desgracia aún les iba a acompañar unas semanas más. Durante la travesía por el Estrecho, Paul cayó al agua y un hombre que viajaba junto a la familia se lanzó a por él. Le salvó la vida. Ya una vez en tierra, las autoridades se llevaron detenido al padre de Edna y Paul. Fue enviado a Almería para su deportación y la familia no lo volvió a ver.
Desde aquel día, Floren tuvo que sacar a sus dos hijos pequeños adelante. Conoció a una monja keniata que les acogió en un convento de Sevilla mientras ella ganaba dinero vendiendo pañuelos de papel en los semáforos de la ciudad. «En Navidad, mi madre solía traer algo más de dinero a casa; parece que en esas fechas la gente se solidariza más», recordaba Edna hace unos días en una entrevista en 'El diario vasco'.
La joven se integró en la sociedad sevillana a la perfección y se apuntó a fútbol. Pasó por las categorías inferiores de la Agrupación Deportiva Nervión, Málaga y Cacereño, donde llegó a ser pichichi de la Segunda división femenina. Su explosión llegó en el Granada, de la mano de su actual entrenador Arturo Ruiz. Dos años después fichó por el Bayern de Munich, que ahora le ha cedido a la Real Sociedad en busca de los minutos que necesita la futbolista.
La progresión de Edna es imparable y ya ha llamado a las puertas de la selección de Sonia Bermúdez e Iraia Iturregi. Ella ha escogido vestir la camiseta de España y las seleccionadoras ya la han incluido en la prelista de convocadas, aunque aún no han dado el paso de añadirla a la lista definitiva. La delantera es una jugadora distinta a lo que posee La Roja. Reúne fuerza, potencia y gol. Ya lo demostró el domingo cuando su tanto sirvió para tumbar al todopoderoso Barça, que solo ha perdido unos pocos partidos en Liga en las últimas temporadas. De hecho, el conjunto azulgrana se fue de San Sebastián con la puerta a cero, algo que no sucedía desde 2020.