Ya ha pasado la Champions en Bilbao, ¿y ahora qué? Estos son los retos del fútbol de niñas en Bizkaia

El fútbol femenino en edad escolar solo sabe crecer en Bizkaia. En el último ejercicio, 1.077 niñas de hasta trece años se han unido a algún equipo para practicar el deporte del balón. Son ya 2.518 licencias en el territorio histórico, según los datos del Departamento de Cultura, Euskera y Deporte de la Diputación, y la expectativas son maravillosas: el crecimiento continuará. Y más con la celebración de partidos de tanta trascendencia como la final de la Liga de Campeones que se disputó el sábado 25 de mayo en San Mamés y que ganó el Barcelona.«Eso enganchará a más niñas», coinciden varias personas consultadas.

No obstante, todavía existen una serie de retos a superar, una serie de aspectos que se deben pulir para que el crecimiento sea sostenido, para que no se trate de una moda pasajera y se desinfle demasiado rápido. Hay varios puntos a trabajar y a mejorar para que el fútbol femenino venga para quedarse. «Hay que hacer esta ola sostenible», expone Gari Fullaondo, director de Pasa Baloia Neska -el proyecto de la Diputación, la Federación y el Athletic para impulsar este deporte– y fundador de Kimet Sport.

Uno de los principales factores que se debe conseguir es el aumento de la competitividad, que no se produzcan resultados que, con el paso del tiempo, provoquen que las jugadoras de los equipos menos potentes abandonen la pelota por los constantes golpes en forma de goles. Hay partidos que terminan 10-0, 1-8... De hecho, hay un equipo de categoría alevín que en cinco partidos registra una marca de 25 goles a favor y cero en contra. Y esas diferencias pueden provocar la huida de las integrantes de las escuadras más flojas, que lo abandonen por falta de motivación. La posible solución, según las personas consultadas, es adaptar la competición al nivel de cada formación; es decir, que los equipos más potentes juegan entre ellos, como ocurre en el deporte masculino.

La mayoría de equipos femeninos denuncian que carecen del espacio suficiente para entrenar, que no disponen de campos para ejercitarse. Les ocurre a muchos. Por ejemplo, el Bilbao Artizarrak no puede admitir a más niñas por esta circunstancia. «Los espacios se pueden gestionar bien, con una repartición equitativa, no por sistema», expone Aitor Martínez, presidente del Basauriko Kimuak. En el polideportivo de El Fango tampoco van muy sobrados. Por ahí aparece otro punto a mejorar aunque hay voces que afirman que la falta de 'huecos' se puede suplir con una mejor gestión de los lugares de ejercitarse. «Por ejemplo, quizá no se necesita medio campo para las más pequeñas», expone Fullaondo.

Un problema que surge en el fútbol de niñas es el momento de dar el salto a la categoría cadete. En esa evolución, muchas lo dejan. Hay varios factores. Por un lado, por la falta de equipos, porque ya es más complicado juntar a 18 chicas para jugar porque se pasa al fútbol 11, explica Roberto Salgado, de Artizarrak. «Todavía no hay tantas niñas como para mantener esas categorías», aporta Aitor Martínez, del Basauriko Kimuak. Aunque las licencias en esas categorías aumentan según la memoria de la Federación Vizcaína de Fútbol, no lo hacen al mismo ritmo que en la base, también porque a esa edad, alrededor de los 14 años, muchos adolescentes, da igual el sexo, prefieren otras alternativas de ocio.

Hay más. Se puede calificar de «entorno social», coinciden varios coordinadores de fútbol fememino en Bizkaia. Y hacen referencia a la poca relevancia que da la gente que rodea a las jugadoras, sobre todo la familia, a esta actividad. Aunque está empezando a cambiar, la prioridad son los estudios, el trabajo... «En el fútbol masculino no pasa. Por decirlo de algún modo, los chicos juegan el fútbol y las chicas hacen deporte», exponen. Y recuerdan varios comentarios: «Sino van a llegar; en el fútbol femenino no se cobra, así que da lo mismo que lo hagan... Eso no ocurre con los niños».

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