Las jugadoras de etnia San Chi arrasan en Vietnam
Faldas negras, camisas azules y diademas verdes. Las mujeres de Huc Dong disputan partidos de fútbol con su traje tradicional desde hace cinco años
Judith Romero
Domingo, 2 de mayo 2021, 20:41
El fútbol levanta pasiones en Vietnam y cada vez se juega en más rincones recónditos del país. Tal y como hicieron las diabillas de Hondzonot con sus huipiles en plena selva maya, las mujeres de la etnia San Chi disfrutan de este deporte ataviadas con sus trajes típicos. Largas faldas negras, camisas azules con cuello mao y diademas verdes con adoronos rosas en el cabello. Comenzaron a entrenar hace cinco años y ya se han convertido en celebridades en el país asiático.
Estas deportistas residen en el pueblo de Huc Dong, ubicado en el norte de Vietnam, a 40 kilómetros de la frontera china. Los 2.000 habitantes de la localidad asisten a los partidos que disputan May Thi Kim, La Thi Thao y otras jugadoras amateur. El único elemento ajeno a su vestimenta tradicional que llevan durante los partidos son las zapatillas con las que pisan el terreno de juego de gravilla.
«No hay ninguna diferencia entre jugar un partido en el traje tradicional o con vestimenta deportiva», ha explicado Thi Kim a AFP. Thi Thao tiene otra opinión y considera que, aunque las faldas y las camisas no son lo más cómodo para jugar al fútbol, este atuendo «ayuda a que la gente, incluidos los turistas, nos comprendan mejor». Estas mujeres están muy acostumbradas a los esfuerzos físicos, ya que además de encargarse de las tareas domésticas y sus familias, cultivan arrozales y recogen canela y anís estrellado, para lo que deben caminar durante horas.
Fuerza y paciencia
Pese a su fortaleza, las jugadoras admiten que sus inicios en el fútbol no fueron fáciles. «Me dolía todo», recuerda Thi Kim, quien se bañaba en agua caliente salada con plantas medicionales tras sus primeros entrenamientos. A veces transcurren meses hasta que las mujeres de etnia San Chi pueden disputar otro partido contra el equipo femenino de la localidad vecina de Luc Ngu o simplemente participar en un entrenamiento, pero estas deportistas siguen cuidando su pasión. «Aunque nos hagamos daño lo aceptamos porque amamos el fútbol», resume May Thi Kim.