Una futbolista trans española se retira al no aguantar más los insultos y las humillaciones
«No cuelgo las botas, me las cuelgan», asegura la catalana Valentina Berr, a sus 29 años, justo en el Día del Orgullo LGBTI+. Militaba en el CE Europa, recién ascendido a la segunda categoría femenina
Valentina Berr llevaba con orgullo el hecho de ser una de las primeras futbolistas trans federadas en España. Siguió los pasos de la vizcaína Izaro Antxia y de la madrileña Alba Palacios. Ella abrió camino en el balompié catalán en 2018. Ahora, con tan solo 29 años, ha dicho basta, tras pasar de la segunda división territorial a la categoría de plata estatal, la recién creada Segunda RFEF, después de lograr el ascenso hace apenas unas semanas con el CE Europa.
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Coincidiendo con el Día Internacional del Orgullo LGBTI+, ha lanzado un comunicado en sus redes sociales asegurando que lo deja para preservar su salud mental, denunciando constantes ataques de odio hacia su persona que han conseguido tumbarla. «Hoy es un día muy extraño. Por un lado, nunca quise que llegara. Por otro lado, llevo meses necesitando que llegue», arranca su reivindicativo escrito, en el que la de Ripollet explica las causas de su adiós.
«Ya no podía aguantar más los ataques de pánico y de ansiedad cada vez de forma más frecuente, después de los entrenamientos y partidos. Llevo cuatro años sufriendo en silencio el odio y la violencia estructural contra las mujeres trans por parte de instituciones, medios de comunicación y también de muchísima gente que se dedica a acosar a personas que se salen de la norma», declara la exjugadora del Terrassa y el Levante Las Planas, en una carta que se ha hecho viral.
La futbolista confiesa estar pasando un auténtico calvario al estar en todo momento mirada con lupa. «He tenido que parar por salud mental. Psicológicamente no he podido soportar la presión de ser permanentemente sospechosa y de estar obligada a cumplir un límite de testosterona, que otras jugadoras que no son trans pueden sobrepasar de largo», afirma, en relación a las normas que debe de cumplir para poder participar en categoría femenina, y que posiblemente se endurezcan tras los vetos a deportistas trans en algunas disciplinas, mientras se elabora una normativa.
«Psicológicamente no he podido soportar la presión de ser permanentemente sospechosa y de estar obligada a cumplir un límite de testosterona»
Berr también denuncia las constantes humillaciones e insultos que recibe en las redes sociales, y resalta que en una ocasión un medio de comunicación insinuó «que era un señor que se hacía pasar por mujer para abusar de niñas en los vestuarios». «Quien lo escribe lo hace con la clara intención de sembrar el odio y hacernos daño a mí, a mis seres queridos y a todas las personas que están viviendo algo parecido».
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Pese a todo esto, la catalana se despide agradeciendo el buen trato que sí ha recibido por parte de compañeras, rivales, cuerpos técnicos, árbitras, clubes y gran parte de la afición. «El fútbol femenino es abierto y diverso, y me he sentido apoyada incluso por quienes no entienden mi realidad. Somos lesbianas, heteros, bisexuales, chicas muy masculinas, muy femeninas, personas no binarias e incluso chicas trans. Desde dentro el fútbol femenino es rico. La realidad es diversa y el fútbol femenino es realidad», asegura, con el deseo de que las próximas generaciones puedan vivir un camino como el suyo pero «con menos dolor, menos obstáculos y menos violencia».
Apoyo de su club
Su actual club, el CE Europa, entidad de Barcelona, del barrio de Gracia, no ha dudado en lanzar un mensaje de apoyo a Berr, rechanzando todo tipo de discriminación en el deporte y en la sociedad, y lamentando que esta situación haya desencadenado el adiós de su futbolista. «Nunca más queremos vivir un motivo de retirada como el de Valentina. Reclamamos un mundo más abierto y libre. ¡Vive como quieras, ama como quieras!».
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