Un adiós con honores

Tras atravesar el pasillo formado por las jugadoras de ambos equipos, el presidente Jon Uriarte y el incombustible José Ángel Iribar les hicieron entrega de una camiseta conmemorativa a cada una de ellas, ovacionadas por un San Mamés con ganas de fiesta desde bastante antes del inicio del encuentro. Un aurresku de honor puso fin a los austeros festejos previos.

Las emociones se pusieron a flor de piel ya en el segundo periodo. En el minuto 61, se detuvo el tiempo. Los más de trece mil espectadores presentes en San Mamés se pusieron en pie para despedir con honor a las tres leyendas. David Aznar decidió sustituirlas a la vez para que el equipo pudiera fundirse en un abrazo en el césped, con las lágrimas aflorando en el rostro de algunas de las jugadoras. También con sus compañeras en el banquillo, de las que se fueron despidiendo una por una. Fue un relevo sin duda simbólico. La experiencia y la veteranía dejaban paso a la juventud y las ganas de emular a sus hasta este domingo compañeras de vestuario.

El abrazo colectivo, las despedidas y las emociones se repitieron tras el pitido final, con todo el equipo en el círculo central poniendo fin al curso con muy buena nota. El colofón final fue la vuelta olímpica con la que las rojiblancas agradecieron el incondicional apoyo de la afición zurigorri y, sobre todo, el manteo a Yulema, Garazi y Eunate a manos de sus compañeras antes de enfilar el camino a las entrañas de La Catedral.