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Mar Mas (Madrid, 1966) es jefa de comunicación, guionista de televisión y directora de documentales, y desde 2016 preside la Asociación de Mujeres para el Deporte Profesional (AMDP). Hoy ofrecerá una conferencia en el Aula Estadio (18.30 horas), patrocinada por Fundación Vital y EL CORREO, bajo el título 'Atajando la brecha salarial de género en el deporte' y donde se pondrá de relieve la situación del profesionalismo, con una ley del deporte que data de 2002 que no contempla esta situación en las mujeres. Acompañada de la triatleta vasca Ainhoa Murua y Pablo de Villota, agente de patrocinios, abordarán en una charla-coloquio posterior las reivindicaciones de igualdad.
– ¿Cómo y por qué nace la asociación de mujeres para el deporte profesional que preside?
– Yo venía de estar en Mallorca una temporada y con amigas del mundo de la vela, que es una de mis pasiones, y me decían que iban a dejarlo porque no veían futuro, con más de 30 años, sin un solo día cotizado en lo que había sido una dedicación profesional. En Madrid también coincidí con otras amigas que competían sin compensaciones ni premios. Soy una mujer muy combativa, implicada en diferentes ONGs y creo mucho en el poder del tejido asociativo y en el poder de la ciudadanía para mejorar los sistemas de gobierno. No me podía creer que en el siglo XXI y en el año 2016 que es cuando nacimos, no hubiese ninguna asociación para defender los derechos de las mujeres en el deporte profesional.
– La ley del deporte no contempla el deporte femenino como profesional, ¿se lo explica?
– No. La charla abarcará aspectos como la brecha salarial en el deporte, pero ya adelanto que es inexistente, porque no hay salarios dentro del deporte. No estamos consideradas como profesionales, es así de ridículo. Y lo peor es que nadie se haya echado las manos a la cabeza antes. Llevamos muchos años arrastrando esta ley del deporte, con un tejido deportivo y federativo muy masculinizado, muy copado por señores, donde el deporte femenino ha sido algo minoritario y donde las mujeres han sido excepciones. Cuando entramos para reivindicar todas estas situaciones, partiendo de la base de que pagamos los mismos impuestos, las mismas carreras, inscripciones y cuotas, es cuando se empieza a hacer ruido. Entre los primeros trabajos que sacamos, en 2016 de la mano de Clara Sainz de Baranda, profesora e investigadora de la Universidad Carlos III, realizamos un estudio para conocer cómo estaba la mujer en los medios de comunicación. Consideramos que hay mucho trabajo por hacer.
– ¿Qué nos estamos dejando por el camino?
– La lista es amplia. No tenemos protegidos los derechos de maternidad, ni trabajos de conciliación, ni salarios. Las mujeres somos algo más de la mitad de la población, y tanto el deporte de competición como el popular nos ha estado vetado por muchas razones, entre ellas, el tema de la conciliación porque hay que arrastrar hijos y familia. En ese aspecto, las mujeres han estado muy perdidas y las que han tenido que pelear más han sido borradas de nuestra historia y forman parte de nuestra cultura y ADN y no las conocemos.
– Uno de los casos que han seguido es el de Leire Olaberria y su denuncia por no poder conciliar su vida deportiva y su maternidad.
– Conocí a Leire en San Sebastián y me contó que su caso lo llevaba un amigo suyo abogado. Le recomendé que se pusiera en manos de alguien que supiera de derecho deportivo. Desde la asociación le buscamos una abogada y empezamos un proceso de denuncia para ayudarle. Cuando detectas que la denuncia de Leire llega a un lugar donde no existen protocolos ni para maternidad ni conciliación, ni tampoco una conciencia de que hay que proteger a una deportista de alto nivel, pero que todo es largo y cuesta arriba, te das cuenta de que el camino es largo.
– ¿Qué tipo de quejas son las más frecuentes?
– Estamos ahora con Fátima Gálvez, medallista olímpica, campeona del mundo en tiro al plato. Ella fue a una competición en Jarapalo (Málaga). Estaba la general, la femenina y la junior. No le dejaron competir en la final de la general aun con más puntuación. Se montó un lío tremendo, y todo porque a los hombres les sigue costando competir contra mujeres y perder. Este es uno de los grandes problemas que tenemos. También tenemos otro caso de otras deportistas en Extremadura con el que estamos detectando que todo el tejido de contratación que hacen los ayuntamientos de manera externa está copado en el 80 por ciento por hombres.
– Están inmersas en un programa de Ley de mecenazgo denominado 'Ellas compiten', ¿en qué consiste?
– Todo nació de una compañera que estaba metida en la CEOE. Fui invitada por la fundación Matria a formar parte del patronato. Estoy convencida de que el deporte es la base donde podríamos empezar a conquistar la igualdad. Dentro de ese largo recorrido para hacer una carrera deportiva, nos dimos cuenta de que muchísimas deportistas cuando empiezan, son sus familias quienes soportan gastos, viajes, materiales. Lo que quisimos, apoyándonos en la Ley del mecenazgo que es del 2002, es tener un programa con esta fundación para que todas esas familias puedan tener una desgravación a final de año con hacienda y también para esos pequeños y medianos empresarios que se involucran con equipos o deportistas.
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