Las Gloriosas no impiden lo inevitable

Ante una tiranía tan marcada como la que ejerce el Barça desde hace más de cinco años, el cuadro de Juaristi salió con la clara mentalidad de retrasar lo máximo posible el dominio habitual de las catalanas. En esta ocasión, el Deportivo Alavés saltó al césped de Ibaia con un sistema formado por cinco defensas y las novedosas titularidades de Esther Laborde y Ornella Vignola, jugadoras que, hasta hace dos semanas, formaban parte de la rutina habitual del primer equipo del Barcelona.

Desde el pitido inicial, el vigente campeón liguero llevó la iniciativa, buscando espacios ante una defensa bien plantada, imposibilitando la circulación de balón por los costados. Tanto Rolfö como Pina se vieron trastabilladas con la pelota, incapaces de generar peligro y colgar balones hacia una desequilibrante Geyse Ferreira. A pesar de todo, la calidad entre ambos equipos se hizo de notar, especialmente tras completarse la primera media hora de juego. En un contraataque generado por la propia guardameta Paños, Núria Rabano, con velocidad, se deshizo de Auñón y, con un centro raso, conectó con la atacante nigeriana Asisat Oshoala, que batió a Jana con un disparo situado en la cepa del poste.

Un tanto que desencadenó una avalancha de ocasiones por parte de un Barça insistente, atrevido y que se gustó en los últimos compases. Apenas cinco minutos más tarde, Fridolina Rolfö regateó a Laborde y Ohale, a la hora de despejar, introdujo el balón en su portería. Con el 0-2 en el marcador, el Alavés se marchó a los vestuarios con la sensación de que, a raíz de errores puntuales, no pudo alargar un poco más una presión rival que, seguramente, tarde o temprano, terminaría por romper la igualada y decantarse a favor del actual campeón de la Supercopa de España.

El guion del Alavés, una vez iniciado el segundo tiempo, continuó siendo el mismo, al igual que el del Barcelona. Los goles de Bonmatí, superado el cuarto de hora, y de Pina, a seis minutos para el final, sentenció un choque que, aún y todo, no empañó la evidente mejoría del Alavés ante los clubes más destacados del panorama nacional, especialmente ante el Real Madrid y el mencionado Barcelona. El 8-0 encajado en la primera vuelta hizo daño e impidió que el debut de Juaristi reflejara una tónica positiva.

Un panorama que, en esta ocasión, ha cambiado. Más allá del marcador final, la sensación mejoró y, en determinadas ocasiones, el gol albiazul estuvo a punto de producirse. Armengol, con un testarazo, generó dudas a la zaga culé en los últimos minutos del encuentro, algo complejo en el campeonato actual, dado que las pupilas de Jonathan Giráldez tan sólo han encajado cuatro goles en contra, cifra que podrían mejorar respecto a la última edición, en la que registraron once.

Una vez superado el choque, el Alavés se marcha al parón por selecciones con la clara intención de romper la racha actual de derrotas y darle la vuelta a una dinámica compleja. A falta de lo que haga este mediodía el Alhama ante el Granadilla Tenerife (12:00 horas), la salvación continua a dos puntos. Aún es posible.