Un amargo primer trago
El Espanyol apea a un dócil Alavés de la Copa de la Reina con un tanto de la vitoriana Manu Lareo y otro de Ohale en propia puerta
Albert postils
Miércoles, 26 de enero 2022, 21:47
Todo lo sucedido en la Ciudad Deportiva Dani Jarque pareció obedecer al sentido de la historia. El Alavés, debutante en la competición más antigua del ... fútbol femenino español, sucumbió ante el saber estar del Espanyol, el segundo equipo con más títulos de Copa en sus vitrinas (6). El conjunto vitoriano apenas inquietó al cuadro barcelonés, que encontró en un córner rematado por Manu Lareo y en el fuego amigo de la albiazul Ohale el billete para los octavos de final. Llevan razón los que defienden que el terreno de juego iguala y democratiza. La superior categoría de las Gloriosas fue imperceptible en un duelo en el que solo existió la casta de un anfitrión que conoce la competición copera como pocos.
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Espanyol
Myllyoja; Caracas, Xenia, Laia (Turmo, m. 79), Sara; Clara (Dana, m. 68), Carol, Yamamoto (Julia Guerra, m. 78); Manu (Adriana Martín, m. 67), Szymanowski y Nora (Judit Pablos, m. 54).
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Deportivo Alavés Gloriosas
Cris; Gaste (Miku, m. 58), Ohale, Majarín, Nerea Nevado (Mery, m. 74); Alba (Sara Carrillo, m. 58), Míriam, Soliveres; Carla Armengol (Clark, m. 83), Abdulai (Sanadri, m. 46) y Ane.
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Goles: 1-0, m. 32: Manu. 2-0, m. 51: Ohale, en propia puerta.
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Árbitro: Cebollada López (Comité aragonés). Amonestó con tarjeta amarilla a la local Yamamoto.
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Incidencias: Unos 50 espectadores en la Ciutat Esportiva Dani Jarque.
El encuentro empezó navegando en la intrascendencia. Fuera por el respeto de una eliminatoria a partido único; fuera por falta de inspiración. Seguramente por eso amaneció el balón parado, el recurrente desatascador de los partidos grises. Pasada la media hora, Yamamoto botó un córner envenenado en el área pequeña. Terreno pantanoso. Y en lugar de irrumpir los guantes de Cris, demasiado rezagada en su portería, apareció la cabeza de Manu, futbolista vitoriana en las filas espanyolistas, para sacudir un encuentro narcótico.
Poco más sucedió en un primer tiempo en el que el equipo babazorro no logró tomar el pulso al partido. Sufrió demasiado con las carreras al espacio de Szymanowski, apenas alumbró el talento de Carla Armengol y la referencia de Abdulai fue engullida por la telaraña perica. Y el paso del 'ecuador' no advirtió reacción alguna por parte de las Gloriosas. La ilusión por debutar en la Copa de la Reina pronto se convirtió en una losa.
Temor por defraudar su condición de favorito. Miedo al listón de las expectativas. Qué más da. La cuestión es que pronto se vertió otra jarra de agua fría. En el minuto 51, Ohale, que había sido de las mejores de su equipo, se hizo el 'harakiri' e introdujo en su propia portería un centro tenso de Manu, a quién todo le salió de cara frente al equipo de su ciudad en la tarde de ayer.
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Cambios de Mikel Crespo
Desde el banquillo, el técnico del Alavés, Mikel Crespo, trató de resolver el desaguisado a base de cambios. Sanadri, Sara Carrillo y Miku fueron las apuestas. Pero el peso del marcador siguió hundiendo al conjunto vitoriano, que trataba de sacar la cabeza en aguas revueltas. El único atisbo de vida lo encarnó Sara Carrillo. Sin duda, el revulsivo más poderoso. Suyo fue un remate cruzado, en el minuto 77, que desviaron entre la yema de los dedos de Myllyoja y el palo. En esta ocasión fallida pareció esfumarse sin remedio el pase de ronda de las albiazules.
El conjunto babazorro trató de volcarse con todas sus fuerzas en ataque. La intención desesperada agarrarse a un clavo ardiendo. Pero la solidez defensiva del Espanyol, solidario como nunca en todas las acciones, se erigió en un muro inquebrantable. Mientras otras futbolistas de ataque, como la venerada Adriana Martín o la joven Judit Pablos, se apuntaban a todas las jugadas de transición.
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El Alavés empezó su periplo en Primera División con los vítores de equipo revelación. Merecidos. Sus tres triunfos consecutivos en las primeras jornadas de Liga así lo hacían merecer. Pero con el paso de las jornadas, el efecto parece que se ha ido diluyendo. Ni siquiera el debut en Copa, ante un histórico como el Espanyol, logró estimular a un conjunto albiazul que, pese a ser el séptimo clasificado, no vence a domicilio desde el 17 de octubre.
Claudicó también en la ciudad deportiva del conjunto perico, escenario en el que posiblemente acusó como nunca su bisoñez en estas lides y no palpó el sentido histórico de la cita. Una clave que el Espanyol supo interpretar como nadie. Al final, todo quedó en casa.
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