El Ministerio de Cultura está logrando modernizar con mucho esmero el viejo dicho acuñado por Mariano José de Larra, «vuelva usted mañana», con el que ... el escritor y periodista criticaba la insufrible burocracia española del siglo XIX y su costumbre de alargar los plazos. Algo perfectamente aplicable en la actualidad al ministerio de Miquel Iceta, a la vista no solo de los fallos, las imprevisiones y la prórroga en el caso del bono cultural, sino también por su anuncio del doble retraso en la resolución de las ayudas europeas para las artes escénicas y la música. Resulta que el pasado mes de diciembre el ministerio publicó la convocatoria para estas ayudas correspondientes al ejercicio presupuestario 2021 e integradas en el marco del Plan de Recuperación, beneficiado con los fondos UE Next Generation. Pues bien, alegando la novedad de la convocatoria y las exigencias del control impuestos por la Unión Europea, el ministerio alargó a finales de junio el plazo para la resolución de las ayudas, cosa que ha vuelto a hacer de nuevo la semana pasada, esta vez aduciendo incidencias técnicas en la tramitación de los expedientes y escasez de recursos.
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Verdaderamente el asunto es tragicómico. De un lado, esta doble dilación genera un grave problema financiero a muchas compañías que ya habían comenzado a desarrollar proyectos de modernización y gestión sostenible de infraestructuras, en la confianza de que cumplían con las condiciones requeridas y que iban a recibir su subvención antes de terminar el año. De otro, el retraso refleja de forma muy nítida el caos, la escasa transparencia y hasta la ineficacia en la canalización de los fondos europeos, un problema que degrada la reputación del Estado español y que encima atenúa y retrasa el efecto positivo de esos fondos en el crecimiento de nuestro PIB. Naturalmente, el aspecto cómico de este melodrama no es otro que la visible incapacidad técnica y política de un departamento que ya no es el ministerio del «vuelva usted mañana», sino más bien el del «mejor vuelva usted pasado mañana».
Incautación de obras de arte
Impulso a la restitución
Al menos de forma general y conceptual, la nueva Ley de Memoria Histórica va a dar en su articulado un notable impulso para la restitución a sus legítimos propietarios de las obras y bienes incautados durante la Guerra Civil y la Dictadura. A saber, su artículo 31 establece que l Administración General del Estado promoverá las iniciativas necesarias para la investigación de las incautaciones.
Es de suponer, ojalá sea así, que esa investigación se extenderá hasta la localización actual de las obras y los bienes incautados, para luego desarrollar el proceso legal de su restitución. En otras palabras, ya no serían los afectados y sus herederos quienes tengan que investigar, localizar y reclamar con gran esfuerzo y enorme coste pecuniario lo que se les incautó, sino el Estado y sus diferentes estructuras administrativas en primera instancia.
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La ley prescribe al efecto una auditoría general que durará un año. De momento, los museos nacionales se han puesto a la búsqueda. ¿Lo harán también las administraciones y sus diferentes archivos? Veremos.
Música
Kanye West
La fama es mucho más adictiva que sempiterna, bastante más perturbadora que sedante y casi siempre perversa al convertir a su favorecido en el centro de una atención social tan desmedida como emocional. Lo sugiere el descenso de Kanye West, ahora Ye, al infierno del descrédito, aseteado como un San Sebastián colérico por Vogue, Twitter, Adidas y muchos otros. El que West haya convertido cualquier acto cotidiano de su vida en acontecimiento viral para las redes ha terminado por hacer preponderante su atávica personalidad, eclipsando con todo ello su indudable talento musical y artístico. A West le gustó el juego de la fama y su recompensa monetaria, pero no midió el efecto de una egolatría que le ha llevado al exceso verbal y gestual.
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