Viajes al origen de Bizkaia
La Diputación vuelve a abrir en julio y agosto las visitas a algunos de los más importantes yacimientos arqueológicos del territorio
Busturialdea-Urdaibai es fundamental para conocer la evolución histórica de Bizkaia», afirma Andoni Iturbe, director general de Cultura de la Diputación. Esa excepcionalidad es la ... que hizo que el programa foral 'Itinerarios históricos' arrancara en 2012 en esa comarca, que ocho años después, sigue siendo el corazón de una oferta de ocio con la que no ha podido el coronavirus. Dólmenes, poblados y necrópolis romanas, castros y castillos medievales vuelven a abrirse este verano a visitas en grupos reducidos, algunas veces de la mano de los arqueólogos que excavan los yacimientos y con todas las medidas de higiene propias de los tiempos que corren.
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El guardián del pasado
Juanjo Cepeda, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria, hará dos veces el papel de guía en Arrola, situado en lo alto del cordal de Gastiburu, en terrenos de Arratzu, Nabarniz y Mendata. «Arrola no es un castro cualquiera de la Edad del Hierro. Es un gran poblado; lo que llamamos un 'oppidum'», indica el arqueólogo. Con una extensión de 8 hectáreas fortificadas, fue el hogar de una comunidad agrícola, ganadera, minera y guerrera. En Arrola vivían cientos de personas, mientras que «otros castros no estarían habitados por más de unas cincuenta».
Lo más impactante son sus defensas. «Esos muros levantados sin ningún tipo de 'pegamento' constructivo me parecen una maravilla. Eran unos genios», dice Iturbe, buen conocedor de nuestro pasado porque estudió la carrera de Historia en la Universidad de Deusto. Acceder al poblado por la puerta noroeste, diseñada para atrapar al posible asaltante entre paredes, es como trasladarse a un escenario de una película de la saga de 'El señor de los anillos'. «La puerta noroeste de Arrola es lo que llamamos una fortificación de entrada. Flanqueada por dos bastiones, consta de una puerta exterior que da a un pasillo sinuoso que desemboca en la puerta interior. El que entraba en ese pasillo quedaba rodeado por murallas de 7 metros de altura», explica Cepeda.
«Saber de dónde venimos es importante para saber dónde estamos, para entender el presente»
Ana Martínez Salcedo
Por si las fortificaciones reconstruidas no fueran suficientes, un sistema de realidad virtual permite a cada visitante ver en una tableta cómo era el poblado hace 2.300 años, con sus talleres y casas adosadas a la pared interior de la muralla. Cuando, poco después del cambio de era, llega el Imperio a Bizkaia, la Pax romana pone fin a las luchas entre las tribus locales y castros como Arrola dejan de tener sentido, al no haber vecinos de los que protegerse. La población indígena baja entonces a los valles, a prósperos asentamientos como el fundado por los romanos a mediados del siglo I en la colina de Elexalde, a orillas del río Oka, otro de los yacimientos que pueden visitarse estos meses.
Forua, «algo único»
«Forua es más que un enclave comercial; es un foro, un lugar pensado y diseñado por Roma para organizar un territorio recién conquistado. Desde Forua se romaniza el territorio. Es por aquí por donde entran los usos y costumbres romanos», explica la arqueóloga Ana Martínez Salcedo, directora de las excavaciones desde el descubrimiento del yacimiento en 1982. Centrado en la transformación del hierro, el asentamiento es el puerto fluvial por el que salen el mármol de Ereño y otras materias primas hacia Portuondo y Bermeo, donde se trasladan a barcos de carga que navegan por el Cantábrico, un mar que el Imperio ha llenado de puertos: Bilbao, Bermeo, Lekeitio, Getaria, Zarautz, San Sebastián, Irún…
«Abrir los yacimientos al público sirve para que la gente se haga una idea de lo que es la arqueología»
Juanjo Cepeda
El yacimiento romano de Busturialdea es «algo único. Hay muchos lugares denominados 'forum' en la historiografía clásica, pero no están excavados. Forua es un modelo casi único en el mundo por la extensión con que ha sido excavado», subraya Martínez Salcedo. El último gran hallazgo fueron las termas en las que se relajaban aquellos vizcaínos romanos, o a la inversa, de hace dos milenios. Se descubrieron en mayo de 2018 durante un sondeo arqueológico previo a unas obras de la red de saneamiento de Urdaibai. Lo que todavía no se ha encontrado es la necrópolis, el cementerio que podría dar pistas sobre cuántos habitantes llegó a tener Forua, cuya extensión llegó a las 6 hectáreas.
El Más Allá romano
En el cercano monte Sollube, la situación es la contraria: Tribisburu es una necrópolis de época romana a la que no hay asociado ningún núcleo urbano. A 538 metros de altitud, asomada al mar y azotada por los vientos, «es un lugar peculiar», dice Cepeda. «No se ha encontrado ninguna villa ni aldea de época romana en kilómetros a la redonda. Pudo ser una necrópolis en la que se enterraban gentes del entorno, desde Bermeo hasta la ría de Urdaibai, quizá por su especial significación. Porque es un lugar que está muy cerca del océano, un espacio de los muertos según la idea del Más Allá que tomaron los romanos de los griegos, y los accesos a las tumbas están orientados hacia poniente».
«Somos herederos de todas esas personas que vivieron y se enterraron en estos lugares»
Andoni Iturbe
Muy dañada por siglos de explotaciones agrarias, Tribisburu es una necrópolis «muy extensa» de la cual el equipo dirigido por Cepeda ha excavado «una mínima parte». Estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo IV y se han desenterrado una decena de mausoleos familiares, de 4 o 5 metros de lado, donde se depositaban los restos incinerados de los difuntos. «Abrir al público este y otros yacimientos es una manera de que la gente se haga una idea de lo que es la arqueología y de qué es lo que nos permite decir lo que decimos. Quienes acuden a estas visitas salen muy agradecidos porque les estás contando de primera mano lo que has descubierto en las excavaciones».
«Es imprescindible dar a conocer el patrimonio para que la gente se sienta identificada con una investigación que persigue conocer mejor su historia. Saber de dónde venimos es importante para saber dónde estamos, para entender el presente, para enfrentarnos a situaciones difíciles actuales que no son muy diferentes de otras vividas en el pasado», sostiene Martínez Salcedo, para quien los 'Itinerarios históricos' son una «manera fácil de aprender algo nuevo» en unos entornos naturales «excepcionales». «Somos herederos de todas esas personas que vivieron y se enterraron en estos lugares. En los yacimientos arqueológicos conviven el patrimonio cultural y el natural», coincide Iturbe.
Itinerarios
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Julio y agosto: visitas al 'oppidum' de Arrola, el castillo de Ereñozar, la necrópolis romana de Tribisburu, el poblado romano de Forua y ruta de la estación megalítica de Katilotxu. Cada visita dura entre dos y dos horas y media,
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Septiembre: Ruta Juradera.
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Precios: desde 3,5 euros por yacimiento, con entrada reducida a 2,25 para varios colectivos y gratis para menores de 12 años. Descuentos para varios yacimientos.
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Plazas: unas 2.500.
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Presupuesto: 100.000 euros.
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Reservas: 688 856 689 y ibilbideak@bizkaia.eus
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Más información: https://bit.ly/2NwnxYD
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