«Unamuno era demasiado individualista y no estaba cómodo en ningún partido»

- ¿Unamuno es el intelectual con más presencia pública en la España de su tiempo?

- En España lo es sin ninguna duda, y le diría que casi en Europa. En Francia, cuando estuvo desterrado, lo comparaban con Victor Hugo. Nadie tenía una presencia tan importante en los medios y en la vida pública en general. Piense que escribió unos 4.500 artículos y dio 600 o 700 conferencias y discursos. Es el gran intelectual del primer tercio del siglo XX.

- ¿Y cuál era su influencia real? Ustedes dicen en el libro que era el centro de la oposición a Primo de Rivera y Alfonso XIII.

- Eso es más difícil de evaluar. Era muy amigo de Indalecio Prieto y se convirtió en la gran voz de la resistencia liberal mientras estuvo fuera de España. Muchos de sus artículos van dirigidos contra Alfonso XIII, Primo de Rivera y el general Martínez Anido, al que consideraba un auténtico verdugo.

- Llama la atención su enorme popularidad, que se plasmó en recibimientos y homenajes multitudinarios. ¿Cómo un profesor de Universidad consigue algo semejante?

- Unamuno tejió una amplísima red de relaciones y tenía detrás la Liga de los Derechos del Hombres, cuya sección española presidió. Entre sus corresponsales estaban incluso presidentes de gobiernos europeos. Eso le da una idea de sus contactos.

Recibimiento multitudianario

- ¿Tenía eso tanto impacto? Las fotografías de su llegada a Salamanca al regreso del destierro sorprenden.

- Cuando entró en España, en el puente internacional de Hendaya, ya lo esperaban 5.000 personas. Luego, en vez de ir derecho a Salamanca, donde estaba su nieto Miguelito, al que no conocía, pasó por Bilbao. Y ahí lo que hizo fue ajustar cuentas con Primo de Rivera, que había pronunciado un discurso en la Sociedad El Sitio el 2 de mayo de 1924, con motivo del 50 aniversario de la liberación de la ciudad y apenas dos meses después de enviarlo al destierro. Unamuno no perdona.

- Para entonces ya era un símbolo.

- Y eso es lo que reciben en Salamanca. No solo a Unamuno, sino también a un símbolo. Piense que la ciudad lo había marginado durante un tiempo porque él lo había criticado todo. Hay una paradoja: quienes lo marginaron luego lo recibieron y aclamaron; quienes lo propusieron para el Nobel de Literatura más tarde lo destituyeron... Tenía más enemigos que amigos, pero tenía muy buenos amigos.

- Fue miembro de la Agrupación Socialista de Bilbao, concejal de Salamanca y diputado pero se mantuvo siempre lejos de la disciplina y la organización del PSOE en cuyas listas se presentó. ¿Por qué?

- Era demasiado individualista y no estaba cómodo dentro de ningún partido. Fue compañero de viaje del PSOE hasta los años de la República. Pero se sentía más a gusto en el Ateneo que en las Cortes. Estaba en contra de todos los dogmas y su arma era su pluma, una pluma tajante.

- Hasta esos terribles meses finales, cuando tras haber apoyado inicialmente el golpe se da cuenta de su error.

- Sí. Y no le digo si hubiese llegado a ver el bombardeo de Gernika, donde había nacido su mujer...