Investigación y morbo. Es la ecuación que asegura el éxito de los 'true crime', un formato que Netflix viene explotando con éxito y que en ... el caso de sus producciones españolas suma el factor de la nostalgia. 'El caso Wanninkhof-Carabantes' recupera la historia de Rocío Wanninkhof, la joven malagueña asesinada a finales de los 90. Un acontecimiento que sacudió a la sociedad española de la época, quien buscó como culpable inequívoca a la expareja de su madre, Dolores Vázquez. Dos años después tuvo que ser excarcelada tras descubrirse al verdadero asesino, Tony Alexander King.
El documental realizado por Tània Balló aporta un elemento que en aquel tiempo nadie pareció ver: la lesbofobia que condenó a Dolores Vázquez. Tampoco quedan bien parados los medios que contribuyeron al linchamiento: Margarita Landi asegurando que, sin duda, Vázquez era culpable ejemplifica la estulticia de los periodistas que arrojaban leña a la hoguera.
Al igual que 'Nevenka' y 'El caso Alcasser', los documentales de Netflix se venden solos al recuperar episodios sonados de la crónica negra y judicial de nuestra historia reciente. Saltan de las páginas de televisión y espolean la memoria sentimental del espectador. Aunque más bien debería hablarse de reportajes televisivos ante la alarmante falta de creatividad que muestran.
'El caso Wanninkhof-Carabantes' es un buen ejemplo. No hay el más mínimo elemento de sorpresa en su estructura, repetida en este tipo de productos: testimonio, recorte de periódico o imagen de noticiario de la época, plano aéreo de dron y música ominosa. Como si en los últimos tiempos no se hubieran difuminado las fronteras entre ficción y documental. Al menos, esta vez el drama se resume en hora y media y no se hincha en formato serie.
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