Nuevos amores y mensajes picantes, en 'Supervivientes'

Las imágenes del gran temporal que azota a Honduras transforman en épico lo que habitualmente suele ser circense. Y es que en 'Supervivientes' prima la polémica a la resistencia. Las grandes protagonistas son las broncas, las lágrimas, el morbo… Y para muestra, un botón. En el debate de esta semana mandaba más el reencuentro en plató de Sandra y Julen que lo mal que lo estaban pasando los concursantes en la isla. La ya exnovia de Tom cruzó 'el charco' para decirle a su chico que ya no le gustaba. Luego se quedó con él unos días y su acercamiento contrastaba con sus palabras, tanto que varios hablaron de montaje. Y al volver a España, nada mejor que insistir en que lo suyo con el marroquí se ha acabado e insinuar que sí siente una atracción por su compañero de gimnasio. Muy novelesco todo.

«¿Deseas besarla?», preguntó Cristina Tárrega al extronista. Y el muchacho, con cierto nerviosismo, respondió que ese no era el momento, «fuera no lo sé, si surge…», dejó caer. Marta López, recién llegada de la isla, aprovechó para atacar. «A tu madre no le gusta Tom y sí Julen. El otro día, cuando Tom le pidió disculpas tu madre, dejó entrever que había hecho cosas. ¿Qué ha pasado?», cuestionó con ironía. «No ha sido una relación fácil», eludió Sandra. Pero Marta insistió y quiso saber si soportó infidelidades. «No me voy a meter ahí. Las cosas que han pasado, si las he perdonado, las he perdonado», zanjó la joven.

Por otro lado, Agustín Bravo lo tenía muy complicado para salvarse de la quema. La química que destilan Palito y Lola es casi imbatible. En Playa Destierro mandan las chicas y el presentador, que ha pasado bastante desapercibido a lo largo de todo el concurso, no era digno rival para el dúo femenino. Así que la audiencia decidió echarle y él se lo tomó con esa parsimonia con la que ha salpicado su paso por el programa. «Esta es una aventura que siempre recordaré y saco muchas cosas positivas de ella», aseguró el comunicador.

La tercera pata del banco era Alexia, otra que, salvo algún que otro desencuentro en el barco encallado, ha brillado por su ausencia de momentos catódicos. Quizá por eso entraba en plató dispuesta a darlo todo para renovar sus credenciales y seguir chupando del bote televisivo. Lógicamente, Marta era su principal rival. Todos pensaban que entre las dos mujeres iban a saltar chispas en el naufragio, pero va a ser mejor retomar esa hostilidad en los estudios de Telecinco y rentabilizarlo de programa en programa. Lo que nadie esperaba es que la periodista dejara caer una bomba de relojería en plató. «Carlos lleva mandándome mensajes dos o tres años», reveló dejando atónicos a los colaboradores. Se conoce que el chef, que sigue concursando en Honduras, enviaba recados a Alexia con intenciones picantes, a tenor de las insinuaciones de la reportera. «Me da pena porque no quería que esto saliese a la luz», decía ella compungida. Pues nada, otro frente abierto. Si ya les digo que a veces hay más chicha en el estudio madrileño que en las playas hondureñas.