Inevitable no quedarse hipnotizado el pasado sábado por la noche con la entrevista a Verónica Forqué en 'Sálvame Deluxe'. En tiempos de toque de queda ... toca apechugar con el fin de semana desde el sofá y el desbocado zapeo (buscando algo que devorar sin tener que toparte con el estomagante menú de alguna plataforma) se quedó en pausa al aparecer el rostro risueño de la mítica actriz en pantalla. Forqué habló sin tapujos de sexo, drogas y el mundo de la farándula, a falta de rock and roll. Sin pelos en la lengua, con el gracejo que le caracteriza, no dejó tabú sin pisotear. Le dio a la Pantoja con cariño, a los propios contertulios, desveló secretos y denunció que ya están tardando en legalizar los estupefacientes.
Quizás le había dado alguna calada a la marihuana antes de sentarse a charlar, pero por un desliz verbal descubrimos que el programa no es en directo, se emite en diferido y se graba pronto por la mañana. No es el mejor momento para ponerse a tono.
Iba todo bien en 'Sálvame Deluxe'. Verónica emitía luz, pura simpatía, lo que necesitamos en estos tiempos de cólera, pero pisó las arenas movedizas de la política y todo se vino abajo. Entró a trapo, como un elefante en una cacharrería, y pasó de Dra. Jekyll a Mrs. Hyde en un pispás. Hasta entonces todo eran risas, pero hay temas más espinosos hoy en día que el sexo, las drogas o el reguetón.
Cuidado con mostrar tu ideología abiertamente si te dedicas al entretenimiento. Los chistes dejan de hacer gracia. Los bufones, a lo suyo, dicen. Pero Forqué dio una lección de vitalidad maravillosa, con naturalidad y algarabía, frente a la seriedad que nos atrapa. Da igual si comulgas o no con sus ideas, con todas o ninguna. El debate nos hace humanos y necesitamos más Forqués en nuestras vidas.
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