«Si no podemos reírnos de nosotros mismos, lo hemos perdido todo»

- Usted es de Bilbao, no tiene problema con los 'phrasal verbs' por su ascendencia británica, trabaja actualmente en dos canales de televisión y ha sido invitada a la finca 'Ambiciones'. ¿Qué más puede pedir a la vida?

- Ja, ja, ja. Intento ser agradecida con lo que tengo, pero siempre quieres más, por ejemplo, pasar más tiempo con mi marido o unas largas vacaciones en familia.

- Tras esta racha positiva, ¿ya no se considera un juguete roto, tal y como se llegó a definir?

- Lo somos todos, quieras o no, si estás en este régimen de artistas, fluctuamos de tener mucho trabajo a poco o nada. Cuando estás en mucho rezas para descansar en el sofá y cuando llevas dos semanas en el sofá te duele el alma, piensas que no vales, y a ese respecto, yo puedo ser mi peor enemiga.

- Se incorpora a la segunda temporada de 'Akelarre'. ¿Resulta complicado subirse al tren en marcha?

- Soy la bruja novata y sé que hay algo establecido, expectativas formadas y la gente no quiere cambiar. Valeria Ros, la anterior presentadora, ha priorizado la conciliación familiar y me parece muy bien, hay que aprender a decir que no. Para mí ha sido un regalazo porque supone trabajar en mi tierra y con otras dos mujeres, algo que nunca había experimentado y que, posiblemente, no vuelva a ocurrir.

- También supone su primera incursión en Euskal Telebista. ¿Qué implica volver a su tierra?

- Implica mucha emoción. Yo soy muy bruja y, a finales de verano, pedí a mis espíritus familiares algo que supusiera un reto y me lo trajo mi aitite, que era de allí y le encantaban las mujeres. Todo estaba enfilado para que me llegara y lo pienso disfrutar.

- ¿Cómo se expresa su vasquidad?

- En muchos sentidos. Mi representante me suele decir que algunas mañanas me levanto muy vasca. Voy a Bilbao y enseguida se me pega el acento y suelo ir siempre al mismo restaurante, que lo de mantener las costumbres es muy de Bilbao. Además, la ciudad es muy inglesa. Mi madre es hija de un refugiado vasco en Inglaterra y mis abuelos proceden de la Villa y de Azkoitia. Creo que también tiene que ver con mis raíces mi amor por la cocina, que sea hiperpuntual, responsable y noble, ¡hay tantas cosas! Mi linaje me define en cada momento.

- Usted estudió en Inglaterra Dirección y Producción de Documentales Antropológicos. ¿Por qué no sobre fauna, históricos o políticos?

- Porque me interesa la gente. Fui mala estudiante y repetí COU en el Instituto Getxo 1. No tenía claro lo que quería, estaba superperdida, comencé Bellas Artes y, luego, Periodismo, pero no cuajaba, hasta que me centré en los documentales. Por cierto, hoy me he levantado con cierta idea para hacer uno y lo llevaré a cabo aunque tarde quince años.

- Después de un tiempo trabajando en Gran Bretaña, volvió a España. ¿Encuentra diferencias entre una televisión y otra?

- En Gran Bretaña el tiempo que trabajas realmente se trabaja y se pierde poco, no hay cafecito ni ponerte al día con las amigas. Es como mucho más eficiente, aunque luego, cuando salgas, te vayas al pub con los compañeros. Allí, de las reuniones de trabajo sales con las ideas muy claras, la comunicación es muy eficiente, aquí, a veces, en casa del herrero, cuchillo de palo, puede pasar de todo, te encuentras sujetos muy desastrosos y otros muy buenos.

- ¿Qué necesitamos en este contexto social y político tan complejo? ¿Humor, amor o más sentido común?

- Es un cóctel. Necesitamos humor y los vascos hemos demostrado que sabemos reírnos de nosotros mismos con programas como 'Vaya semanita'. En cuanto, al amor, siempre por delante, porque es la llave para todo.

- Pero el humor está bajo sospecha, ¿no? En 'Akelarre' lo han vivido, con críticas desde el ámbito de la política.

- Ser euskaldun tiene muchas vertientes y el humor busca rizar el rizo para reírse de nosotros mismos. Si no podemos hacerlo, ¡lo hemos perdido todo! La gente debería relajar el esfínter. Es mi opinión.

- Tiene una extraordinaria habilidad para meterse en jardines virtuales.

- No es que lo busque, pero es que he sido becaria y reportera, y he pateado muchas alfombras rojas y cuando me encontraba con VIPS extranjeros daban espectáculo y opinaban, mientras que los españoles eran supercorrectos, todo bien, gracias. Entonces juré y perjuré que si me hacía famosa siempre me mojaría y daría contenido a quien me preguntara. Por eso me meto, porque tengo pensamiento crítico, opinión propia y cero miedos. Opino, aunque sé que, a veces, no tengo razón.

- Usted estuvo en el origen del universo 'Sálvame' con un programa de éxito que se llamaba 'Resistiré, ¿vale?' pero no llegó a entrar en su engranaje.

- Había trabajado en otros programas y canales, y fue un paso más, tampoco tenía especiales ganas de formar parte de un engranaje. Si no cambio, me aburro. Yo estaba encantada en el plató, pero no se me caen los anillos por trabajar detrás de las cámaras. No busco ser famosa, sino retos que me nutran el alma.

- ¿Qué atrapa tanto del 'talk show'?

- En el caso de 'Akelarre' me he reído desde el primer casting. Hay invitados divertidos y cualquier cosa vale, la clave está en la espontaneidad y que lo pases bien y trasmitas esa sensación. Supone todo un regalo tras más de veinte años de carrera, poder ser tú misma y gozar de libertad creativa.

- Vamos, que le seduce la consabida magia del directo.

- Sí, en mis redes sociales he hecho más directos que nadie. Yo creo que la gran baza que le queda a la televisión es esa cualidad, la de la interacción con la gente, que genera una adrenalina adictiva y no sólo para el artista. No sabes lo que puede ocurrir, yo, una vez, enseñé una teta. Todo es posible, es como un deporte y el juego te engancha.