Las emotivas palabras de Martin Berasategui a su alumno Pepe Rodríguez en 'Planeta Calleja'

Jesús Calleja ya advirtió a sus espectadores que se encontrarían este lunes con un 'Planeta Calleja' extraño. El invitado era el reputado cocinero Pepe Rodríguez que, además de ser juez de 'Masterchef', posee una estrella Michelin en su restaurante de 'El Bohío' en Illescas (Toledo). Dado que el chef no es muy dado a hacer deporte, según confesó, Calleja le propuso una ruta culinaria por Nápoles y sus alrededores. Y este aceptó encantadísimo. A cambio solo debía hacer senderismo cerca de un volcán.

La pareja quedó para su primer encuentro en una pizzería de Nápoles que llevaba el nombre del fallecido Diego Armando Maradona, ídolo en la ciudad. Allí degustaron una auténtica pizza napolitana y planificaron su viaje. Al día siguiente iban a visitar uno de los restaurantes más famosos de la costa amalfitana.

Pepe Rodríguez quedó impresionado cuando Calleja le llevó a un restaurante donde popularizaron la colatura di alici, un líquido resultante del prensado durante años de anchoas con sal. Después se tomaron un limonchelo y disfrutaron de una cata de vino.

Cuando Calleja quiso interesarse por los inicios de Pepe en la alta cocina, este desveló que fue aprendiz de Martin Berasategui. Todo comenzó cuando abandonó los estudios y comenzó a trabajar en 'El Bohío', entonces gestionado por sus padres. Durante sus vacaciones de verano viajó a Euskadi para trabajar con el reputado chef vasco. Allí aprendió la técnica culinaria, confiesa, que luego aplicó en el restaurante toledano. Así hasta lograr la ansiada estrella Michelin que ostenta este local desde 1999.

Pepe recordó aquellos tiempos con nostalgia y alabó lo logrado por Berasategui. «Él cambio la cocina. Incorporó una técnica que en ese momento no existía». Cada vez que Jesús le preguntaba por el chef vasco, Pepe Rodríguez solo tenía buenas palabras.

Pero el programa le tenía preparada una sorpresa. Calleja llamó a Martin en directo y Pepe se emocionó cuando el guipuzcoano se deshizo en elogios hacia el que fuera su alumno. «No había nadie como él. Un tío siempre contento, que no tenía nunca una mala mirada. Yo desde el primer segundo sabía que era un chaval con magia. Me alegro un montón de que haya llegado más lejos de lo que nunca él pensó. Pero los que somos más mayores que él, sabíamos que iba a tocar el cielo. No solamente de la cocina, sino del mundo».

Pepe sonrió y volvió a reconocer la labor del chef vasco. «Es una bestia parda de la cocina y de la vida. Cuando Martin habla, lo hace igual que yo. Viene de abajo... de su familia. ¡Cómo no te va a unir eso! Llega Martin (a la alta cocina) y se convierte en uno de los mejores cocineros del mundo. He tenido la suerte de estar trabajando en el bodegón Alejandro. Es historia de la gastronomía. Solo puedo darle las gracias».

Cuando se despidieron, Pepe lo hizo en euskera. «Agur Martin. Eskerrik asko». Y después le dijo a Jesús. «Qué grande es el cabrito».

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