Las cabezas cortadas han dado mucho juego en el cine de terror. En 'Reanimator', un 'mad doctor' lograba revivir una; en 'El silencio de los ... corderos', el asesino en serie Buffalo Bill guardaba cabezas de sus víctimas para sus macabros propósitos; en 'Seven', el psicópata encarnado por Kevin Spacey entregaba una caja al detective interpretado por Brad Pitt con «un recuerdo» de su mujer.
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El macabro crimen de Castro: ¿Por qué Carmen guardó la cabeza de Jesús Mari?
El capítulo de esta semana de 'Así se escribe un crimen', el true crime de ETB y EL CORREO, también podría formar parte de una película de los hermanos Coen. Transcurre en el idílico Castro Urdiales y gira en torno a un paquete envuelto con papel de regalo que Carmen Merino entregó a una vecina para que se lo guardara. Meses después, la amiga lo desenvolvió y encontró el cráneo de Jose Mari Baranda, pareja de la homicida.
'El crimen de la cabeza' nos perturba porque no sucede en la América profunda, sino que sus protagonistas viajan con el Imserso y toman rabas en la playa de Ostende. Aparece una cuadrilla de amigos que echa en falta a este jubilado de banca baracaldés, prendado de una madura camarera sevillana con hijos con deudas. Testamentos cambiados, consultas en internet sobre cómo hacer desaparecer un cadáver y desatascar una motosierra...
Todo resulta estrambótico y a la vez previsible. Pero ahí está, insoportable, la imagen de la criminal hirviendo en una olla el cráneo de la persona con la que convivió ocho años y que quizá conservó para no esperar una década a cobrar la herencia tras denunciar su desaparición. La cabeza que más nos inquieta es la de Carmen Merino. ¿Qué debe pasar hoy por ella mientras contempla la playa de Berria desde su celda de la cárcel de El Dueso?
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