Maite Zaldívar acusa a Isabel Pantoja: «Esa señora me rompió la vida»
La exmujer de Julián Muñoz protagonizó un documental en Telecinco añadiendo más leña al fuego y apuntando a Isabel Pantoja: «Si necesitas una familia, cómpratela, pero no me la robes»
El documental de Julián Muñoz ha abierto la caja de Pandora y ahora le toca a su exmujer, Maite Zaldívar, darle a la sinhueso. Y empezó desde el principio, cuando conoció al que después se convirtió en su marido. «Al principio no le hacía mucho caso, pensaba que era un pesado, pero era un embaucador. Tenía un piquito… Recuerdo con mucho cariño aquellos primeros días», relataba Zaldívar.
Se casaron «muy enamorados» y la vida les dio un azote económico que les dejó temblando. Tanto que tuvieron que irse a Marbella a comenzar de cero. «Él encontró trabajo de camarero y yo limpiaba casas», recordaba. Más tarde montaron dos restaurantes en Puerto Banús y comenzaron a prosperar, llegando a lo más alto. Pero Isabel Pantoja entró en sus vidas. «Cuando la conoció en un concierto no le hizo mucho tilín, no. Por desgracia para mí, el poder cambia», avisaba la entrevistada.
Zaldívar no pronuncia el nombre de la tonadillera, cuando lo hace se atraganta. La llama «esa señora». Así rememora una de las primeras veces que coincidieron, cuando algo extraño ya se barruntaba. Fue en una cena y Pantoja era la novia del empresario Diego Gómez. «A Diego y a mí nos sentaron en otra mesa, juntos. Debía de ser la mesa de los cornudos», ironizaba echando la vista atrás. Maite cuenta que Julián ya le había sido infiel antes y le había cazado. «Me enteré porque es muy torpe. Y se lo perdoné porque le vi destrozado, pero le dije que primera y última vez», describía.
La relación entre Julián Muñoz e Isabel Pantoja corría de boca en boca, y a Maite le llegó el run run. Se lo comentó a Muñoz y él la tildó de «loca». «Ves fantasmas donde no los hay, me decía llorando. Y yo llegué a sentirme culpable. Cómo voy a pensar que se puede tener tan poca vergüenza por ninguna parte», exclamaba dolida. Y para convencerla -a ella y a sus futuros votantes- organizó una rueda de prensa que rozaba el surrealismo. La convocatoria presentó a un político ofendido e indignado que clamaba al cielo por las invenciones de los medios. «Julián y Maite no se van a separar», proclamaba a los cuatro vientos. Nada más lejos de la verdad.
«Ella no tuvo la intención de ser honesta con nadie, y menos conmigo. Eso es de ser un mal ser humano. Si necesitas una familia, cómpratela, pero no me la robes», aseveraba Maite mirando a cámara y dirigiéndose a la innombrable. «Yo fui la última en enterarme», sostenía. Suele pasar. El culebrón alcanza cotas increíbles a medida que avanza el relato. «Esa señora me rompió la vida», declaraba la protagonista del documental que confesaba sin pudor que, al enterarse de la deslealtad de su esposo, «cogí una maleta y el dinero que había en casa (unos 300.000 euros) y me fui a Madrid. Yo no pensaba que ese dinero venía de un sitio malo. Simplemente había un dinero en casa y me lo llevé», explicaba. Muy normal todo.
«Yo no sé si esa señora estaba esperando la separación o el sillón de la alcaldía», ironizaba refiriéndose de nuevo a la folclórica. Y llega otro momento delirante: la famosa entrevista televisiva en la que desvela que a su casa entraba el dinero en bolsas. «Fue la entrevista más equivocada de mi vida. ¡Maldita la hora y maldita entrevista! Solté lo de las bolsas de dinero y me arrepiento mucho. Era la rabia y el veneno que llevaba dentro», se excusaba negando que a su hogar llegaran billetes metidos en bolsas de basura.
Los juicios, su paso por la cárcel, la salida de prisión, reflexiones varias y reproches airados amenizaron la noche que culminó con el perdón. «Julián está muy perdonado, pero a la otra parte no la voy a perdonar jamás», insistía. Y puntualizaba: «A mí Julián no me utilizó económicamente nunca. Que utilizara a alguien no lo sé. Igual alguien le utilizó a él», dejaba caer. Y las miradas apuntaban a cierta cantante a quien seguro le pitaron los oídos durante todo el programa.