El 'recadito' de Los Morancos a Vladimir Putin en 'El Hormiguero'

Los hermanos Cadaval -Los Morancos- no dan puntada sin hilo en sus visitas a 'El Hormiguero'. El dúo acudía para presentar su montaje 'Todo por la matria' y comenzaban cargando contra el presidente de Rusia. «Nos está poniendo el gas muy caro y no quiero que suene esto mal porque me imagino que la mayoría de los rusos serán maravillosos, pero este señor no es tan maravilloso», arrancaba Jorge. Su hermano apostillaba: «Es un hijo de Putin». Carcajada general. «¡Ahí! Así que, por favor, ¿podemos hacer todos este sábado una cosa? Vamos a sacar el culo a las ocho de la tarde y a tirarnos un pedo. Así no nos va a faltar el gas y encima nos acordamos de él», bromeaba el cómico. Y añadía: «Tiene cara de pico de cómoda o de llamador de puerta antigua».

Las reivindicaciones con guasa no pararon. «Es que me da coraje que nos traten como nos están tratando. La luz está carísima», protestaba Jorge. «A mí me dio un calambre el otro día y me ha mandado una factura Endesa», remataba César. La pareja quiso homenajear a Carlos, uno de sus hermanos, y recordaron cómo se conocieron sus padres. «Mi padre y mi madre se conocieron en el Teatro Romea de Barcelona porque estaban en la compañía de Antonio Machín. Y mi madre decía siempre: yo con un andaluz fulero no me voy a casar. Pues mira, sesenta años viviendo en Sevilla», apuntaban con sorna.

Los humoristas tiran de ironía para enfrentarse a momentos difíciles, como el fallecimiento de su madre. «No quería que la incinerásemos, quería que le metiéramos donde estaba mi padre con una luz. Y le decíamos que para qué, si iba a estar muerta. Total, que mi padre se había comprado una parcelita en el cementerio y la llevamos con él. Yo iba a verlos y hablaba con ellos. Así me pegue un año. Y un día le dije a mis hermanos que iba a sacar a mamá, a papá y a la abuela de allí. A mi padre lo enterramos con unos vaqueros, y cuando lo sacamos no estaban. Esto es que se lo han llevado, le dije al del cementerio Luego nos los dieron en dos bolsitas. Y antes de incinerarlos les dimos una vueltecita por Triana», evocaba.

Uno de los momentos más divertidos de la charla fue cuando rememoraron su viaje en un coche. «Nos recogía un chófer después de una gala. Estábamos en Tarragona y nos tenía que llevar a Barcelona. Lo vimos muy serio y le preguntamos cuánto íbamos a tardar. Ustedes no se preocupen que el viaje va a ser muy ameno, nos respondió. Nos dijo que él cantaba ópera, empezó a cantar y no paro en todo el camino. En el trayecto se atravesó un conejo y lo reventó. Y le cantó el 'Ave María' de Schubert», descubrían sin poder evitar reírse. César también provocó carcajadas cuando narró un momento un tanto escatológico. «Me dio un apretón en El Rocio, así que me fui detrás de unas ramitas a hacerlo. Y pasa uno con un Simca a cinco por hora. Me miró a la cara y me dijo: Moranco, cagón, que eres un cagón», apuntaba.

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