La exhibición de Gotzon que dejó boquiabiertos a todos los capitanes de 'El conquistador del Caribe'
El capitán rojo demuestra su valía y devuelve a su equipo al campamento muy rico, después de dos programas en el muy pobre
Los capitanes fueron los grandes protagonistas del juego de inmunidad que, en esta ocasión, no contaban con los concursantes de 'El conquistador del Caribe'. Y si los rojos y las verdes tenían clara la confianza en sus patronos, los azules dudaron desde el primer momento de uno de los suyos. Juanito Oiarzabal fue cuestionado desde el primer minuto por sus pupilos. «Espero que no sea un lastre», dudaban. Y el montañero tampoco las tenía consigo al conocer la prueba.
Un manglar era el escenario del desafío. Julian Iantzi explicó a los líderes que tenían que ir rescatando banderines sujetos en lo alto de una red invertida. Los competidores debían ascender por debajo de las cuerdas y todos ellos debían recoger por lo menos una enseña. Una vez alcanzadas, había que descender y cruzar las ramas hasta llegar a la meta. El veterano montañero alavés ya avisó de que él no era bueno en las cuerdas. Y los azules, desde la barca, torcían el gesto. Isma era uno de los más indignados viendo que la prueba se les iba a escapar. Y así fue. Y eso que Oiarzabal se dejó la piel en el intentó y logró alcanzar una de las banderas. «Juanito, jabato, me quito el sombrero», alabó Gotzon. Fue precisamente el capitán colorado el que dejó boquiabierto al personal. Tiene un carácter endiablado, pero es un titán a la hora de derrochar energía. «Lo que acabas de hacer es una barbaridad, una auténtica exhibición», ponderó el presentador tras declarar vencedores a los Guaraguao.
No solo el campeón vitoriano se desfondó. Eneko tampoco llegó lejos y los azules se retiraron del reto condenándose al campamento muy pobre. Eider y Patri lucharon hasta el final, pero no pudieron con Gotzon, que recogió seis banderines él solito. Caballo hizo lo que pudo, pero fue el donostiarra el que demostró su valía.
«No es de recibo que nos pongan una prueba así», protestaba Juanito camino al infierno. Un averno que tampoco era para tanto, según los Tortuga. Peor era tener que nominar en una asamblea en la que las féminas se olían que una de ellas iba a ser la condenada. Los rojos otorgaron la inmunidad a Esther y los azules nominaron entonces a Maleni. Eneko y Oiarzabal siempre han apostado por enviar a los fuertes al duelo, pero visto que el equipo había seleccionado a la de Portugalete prefirieron arroparla con otra valiente, y fue Adri la elegida. Por su parte las jefas verdes decidieron sentenciar a María. «Hemos querido ser precavidas», explicaron.
El duelo final consistía en nadar hasta llegar a unas rocas que había que jumarear para alcanzar un banderín. Las dos mujeres tenían la energía suficiente para lograr el lance, pero ninguna era muy experta en esas lides. Ambas tropezaron a la hora de subir por la cuerda. La juma se les atragantó, pero Patri estuvo lista y supo solventar el problema de su compañera. María cogió ritmo y llegó la primera a la enseña. Maleni se convirtió en la expulsada y mostró su pesar por ello. «Me da pena», decía cabizbaja, al tiempo que expresaba su disconformidad con la elección de su equipo. «Yo creo que debían haber mandado a un fuerte, jugar a ganar», afirmó antes de abandonar el concurso.