La sombra de Caín

La cinta, que estará disponible en el catálogo de FlixOlé a partir del 8 de noviembre, se presenta como una de las producciones malditas de la Dictadura porque tardó un año en ser estrenada en Madrid y tuvo que sortear algunos obstáculos con la censura.

No dudo de éstos porque en aquellos años planeaba todavía la sombra de la Guerra Civil, pero en la información que se nos brinda de la película se carga, en este sentido, un poco las tintas con ánimo publicitario y se nos presenta al poeta sevillano como un autor poco menos que proscrito por el régimen franquista. No fue así. En los libros de texto que recuerdo, a Antonio Machado se le daba bastante más cancha que a su hermano Manuel pese a ser el primero el republicano irredento y el segundo el que se doblegó a la dictadura.

No era extraño, por varias razones. El autor de 'Soledades' creó más escuela (¡paradojas de la vida!) entre los poetas falangistas (Panero, Ridruejo, Alfaro…) que entre los de izquierdas. Por otra parte, al franquismo no le interesaba la cultura, ni siquiera la de sus afines ideológicos. Más aún, ignoró de modo especial a estos últimos. A la represión de la posguerra le siguió el desdén del desarrollismo y hubo que esperar a la democracia para recuperar a los citados así como a los Foxá, los Pla, los Sánchez Mazas…

Antonio Machado sedujo a los intelectuales franquistas porque compartían su gusto por el registro figurativo, narrativo y descriptivo, así como por su pasión castellana. Gustó pese a que no cantó a la Castilla mística ni a la imperial, sino a la marcada por la sombra de Caín; la de esa película que hoy recupera FlixOlé y ese romance políticamente incorrecto: «Mucha sangre de Caín/ tiene la gente labriega/ y en el hogar campesino/ armó la envidia pelea».