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El enmascarado, con la antorcha olímpica. Agencias
Opinión

Los fantasmas del Louvre

Marginalias ·

Domingo, 28 de julio 2024, 00:01

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Lo mío nunca fueron los videojuegos. Me pillaron un poco tarde. No digo que no me haya entretenido algún rato perdido con el de algún ... sobrino, pero lo único que llegué a dominar, después de las arqueológicas máquinas de petacos, fueron las pantallas de marcianitos. Por eso no identifiqué al encapuchado que robaba la antorcha olímpica y la paseaba por el Sena con la saga 'Assassin's Creed: Unity'. Cuando lo vi escabulléndose en el Museo del Louvre para reparar en que la Gioconda no estaba en su habitual marco, me acordé más bien de Belfegor, el personaje de una serie de terror que llegó a la tele de mi infancia y que también se paseaba encapuchado por ese dichoso museo. 'Belfegor, el fantasma del Louvre' llevaba una túnica negra y en la cabeza un klobuk, uno de esos tocados típicos de los clérigos de la Iglesia ortodoxa. Por aquellos tiempos (hablo de mediados de los 60), salía todo el día en la tele el arzobispo Makarios, que debía de ser un enredador de primera. Yo lo confundía con Belfegor. Por su aspecto, a mí Belfegor se me figuraba como un híbrido clerical, un artefacto religioso no identificado, un transgénero de patriarca chipriota y madre superiora.

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