'Gran Hermano Revolution': ¿y estos van a hacer la revolución?

La pirámide poblacional de 'Gran Hermano' no tiene picos. En ese microuniverso catódico con piscina (más falta haría un diván) no hay personas mayores. Allí todos son jóvenes, así que para ser la 'vida real en directo', como es como venden el invento desde hace casi veinte años, la muestra parece un poco sesgada.

La excepción por abajo la marca la mayoría de edad legal y por arriba el techo lo pone este año un uruguayo de 43 años al que de momento la mayor virtud que se le conoce es tener éxito con las mujeres (no lo dijo así él, pero casi) -entre las chicas la más mayor tiene 35-. Ah, aspiraban a entrar seis vascos y se han quedado todos fuera.

Esta vez a 'GH' le han colgado la etiqueta de 'Revolution' y la revolución se la han encargado, de nuevo, a una cuadrilla de gente friki, pija y cachas, con la excepción de un tío que va descalzo. Él, sin zapatos y el otro, sin camisa, que se ve que Guadalix de la Sierra tienen microclima y allí siempre es verano.

Entre el paisanaje de 'Gran Hermano Revolution', una chica que se reconoce celosa hasta de su madre (sic), otra cuyo principal hobby es «mirarse al espejo», una tercera que dice ser la Paris Hilton española (hasta para eso hay que valer), un cocinero «cabroncete» que quiere montar cuatro restaurantes... y un chaval que está ahí porque le apuntaron sus amigos. Contó en el casting que era un auténtico desastre y que perdía dos o tres móviles a la semana. Y esta misma referencia numérica dio para hablar de las veces que le había puesto los cuernos a una novia que tuvo durante nueve años (no vayan a pensar que es un chico fiel y pierda puntos). Ya estarán en Telecinco poniendo a trabajar la maquinaria para localizar a la novia, a ver si puede ser un poco más precisa y aclarar si fueron dos o tres las veces. Que estas cuestiones son de importancia capital en el asunto que nos ocupa.

Será una percepción personal, pero estas cutres exhibiciones de machismo, ambición mal entendida y estupidez (ojo que solo juzgamos por lo que hemos visto en los castings) empieza a estar pasada de moda.

Telecinco nos había prometido una revolución y nos ha servido una ración de más de lo mismo, veinteañeros y treintañeros chupacámaras. Luego es verdad que ninguno es tan bravo como ellos mismos se pintan y la convivencia en la casa, por paradójico que resulte, acaba mostrándoles como personas más convencionales de lo que dicen ser.

Veremos pues si con capaces de hacer la revolución. Y, lo que es más importante, de sumar los suficientes adeptos. Porque el estreno de anoche fue el menos visto de la historia de 'Gran Hermano' y no llegó a los dos millones de espectadores. Se los comieron los cocinillas famosos de 'MasterChef'. Es un aviso.