Los favoritos de Midas
Crítica de televisión ·
A los 15 minutos del primer capítulo de 'Los favoritos de Midas', los personajes de Marta Belmonte y Elena Irureta (a la que ahora mismo ... soy incapaz de disociar de Bittori, de 'Patria') mantienen una conversación en la cocina de su casa. «¿Es necesario publicar la noticia?», pregunta Irureta, que hace de madre (como Bittori, ¿ven?). «Que las empresas no quieran publicarlo no elimina mi obligación como periodista. ¿Tú olvidarías la noticia por conservar el trabajo?», devuelve la hija. A lo que Bittori, bueno, ya me entienden, contraataca: «¿Pero por qué vas a salvar al mundo tú sola a costa de tu propio futuro si a todo el mundo le da igual?». «Porque yo no soy todo el mundo», responde Belmonte. «Eso es creerse más que los demás». «Puede -termina-. Pero es lo que hay que hacer».
«Lo que hay que hacer». De eso va la serie que acaba de estrenar Netflix. De si harías lo que hay que hacer aunque al resto del mundo le dé igual. Una serie española, dirigida por Mateo Gil (que tiene un western, 'Blackthorn', que me encantó) y protagonizada por Luis Tosar, que no tiene absolutamente nada que envidiar al mejor thriller estadounidense. Puro entretenimiento con una idea poderosa que engancha desde el primer minuto: una sociedad llamada «Los favoritos de Midas» exige 50 millones de euros al heredero de una gran compañía de comunicación (Tosar). De no hacerlo, matarán a una persona al azar.
Esta trama negra y criminal se engarza con el periodismo más romántico. En este primer episodio se publica una noticia de gran trascendencia internacional y, para visualizar la escena, utilizan dos recursos: la clásica rotativa a pleno rendimiento, disparando periódicos a los quioscos; y los usuarios en tiempo real en la página web. Nuevos tiempos.
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