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Recreación de una escena en el documental.

¿Por qué se ensañaron con Josetxu?

La serie 'Así se escribe un crimen', que se estrena a las 22.30 horas de este miércoles en ETB 2, repasa algunos casos de la crónica negra reciente de la mano de los periodistas de EL CORREO y el Diario Vasco que los cubrieron

Martes, 9 de septiembre 2025

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«En el periodismo de sucesos, cada historia es un rompecabezas que debemos resolver», plantea la introducción de 'Así se escribe un crimen', la serie documental de ETB y EL CORREO cuyo primer capítulo se emitirá este miércoles a partir de las 22.30 horas. Y esta entrega se centra en un caso que se ajusta bien a esa condición de enigma: empezó como una desaparición, pero, a medida que las desconcertantes piezas del puzle iban encajando, dejaron ver una imagen mucho más terrible, abrumadora en su superflua brutalidad. «Es una historia que crece de manera descomunal», resume Ainhoa de las Heras. «Me parece la expresión más extrema de la crueldad humana», afirma David Olabarri. Ellos dos, redactores de este diario, ejercen de 'guías' en el debut del nuevo 'true crime'.

El viernes 6 de septiembre de 2019, Josetxu Delgado viajó de Getxo a Zaragoza, donde se había citado con una mujer a través del chat de Badoo. Su familia no volvió a saber de él y denunció la desaparición, que presentaba algunos rasgos particularmente inquietantes. Al día siguiente de su marcha, Josetxu ya no llamó por teléfono, pero su móvil sí se encendió y le entraron los mensajes de WhatsApp, antes de que el dispositivo se apagase definitivamente. El lunes, este hombre responsable y de costumbres fijas no acudió a su trabajo. Se realizaron varias extracciones de dinero de sus cuentas. Y, como confirmación definitiva de los indicios de criminalidad, el viernes siguiente se presentó una persona en casa de sus padres con el Mercedes Cupé rojo de Josetxu: el desconocido se lo había comprado a otro individuo y quería los papeles para ponerlo a su nombre.

La investigación (en la que resultaron cruciales dos pulseras: una de plata y la otra de geolocalización) aclaró unos hechos que iban todavía más allá de los peores temores: a Josetxu, atraído con engaños a Zaragoza, le habían torturado salvajemente para sonsacarle el PIN de sus tarjetas y le habían enterrado aún con vida. Los forenses explican en el programa cómo pudieron leer el sufrimiento en sus restos, mientras que Olabarri reflexiona sobre ese «difícil equilibrio» que han de guardar los periodistas de sucesos: «A veces, los detalles son superimportantes, claves para valorar la gravedad de lo que han hecho estas personas, pero hay un punto a partir del que incidir en eso solo genera dolor y no aporta más».

El caso, que había arrancado con el misterio de la desaparición y continuó con el espanto ante los horrores del crimen, derivó en su última fase hacia lo grotesco, cuando los responsables –Mohammed Achraf y Hedangeline Candy Arrieta– se sentaron en el banquillo. «Es uno de los juicios que más recuerdo, porque lo convirtieron en una pelea de pareja –se sigue asombrando De las Heras–. Parecían ajenos a todo y hablaban de la víctima con desprecio». Al final, tanto del proceso como del documental, sigue latiendo la pregunta imposible de responder: ¿cómo puede un ser humano hacerle a otro, solo por robarle, lo que le hicieron a Josetxu?

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