Las extrañas aficiones que Dulceida desveló en 'El Hormiguero'

Muchos la consideran la primera 'influencer' española. Dulceida tiene casi tres millones de seguidores en Instagram y se define como creadora de contenidos. Su nombre real es Aida Domènech, es catalana y tiene 31 años. Es una auténtica pionera que comenzó en su oficio cuando todavía ni siquiera existían muchas de las redes sociales actuales. «Al principio me agobiaba si mis fotos no conseguían 'likes', pero por mi bien dejé de preocuparme», admitía la joven en su visita a 'El Hormiguero'.

Dulceida comenzó imitando a una chica de Estados Unidos a la que admiraba, «tenía mucho que expresar y empecé a mostrar pequeños diarios de mi vida: lo que hacía, lo que me gustaba…», contaba. Y su afición se convirtió en profesión. «Trabajaba con una marca y si sacaba unos zapatos, al día siguiente se agotaban. Así que me dije que si ellos ganaban mucho dinero, ¿por qué yo solo iba a quedarme con los zapatos?», argumentaba. La cuestión se solventó con el primer sueldo. «Fue en una boutique que para mí era la mejor del mundo. Me llamaron y me dijeron que tenía que ir a la tienda y promocionarla. Esa primera vez fue muy 'Pretty woman', estaba yo poniéndome toda la ropa que quería y de pronto me dicen que me iban a dar 400 euros», desvelaba.

Fiel a sus discípulos, Aida sostiene que todo lo que anuncia en sus redes es porque realmente le gusta. «Para mí, mis seguidores son muy importantes, no les podría engañar porque siempre están ahí, en los buenos y en los malos momentos», señaló. Eso sí, la 'influencer' matizó que para dedicarse a lo suyo hay que tener la cabeza muy bien amueblada. «Hay que ser muy fuerte porque estás todo el rato expuesto y tienes una responsabilidad», afirmaba una mujer que pronostica que, en el futuro, seguirá en las redes, «pero no tan a tope».

Defensora de la inclusión de la comunidad LGTBI y fomentando siempre su visibilidad, Dulceida contó, a petición de Pablo Motos, cómo se enamoró de su esposa. «Siempre me he dejado llevar y cuando la conocí me pareció muy guapa, pero es que sentí algo especial. No conocía a muchas chicas lesbianas, y con ella noté algo. Y fue mi madre la que un día me dijo: A ti te gusta Alba, ¿no? Y entonces me di cuenta y me dejé llevar», revelaba añadiendo que la que se lanzó fue su mujer: «Me dio un beso que no esperaba».

Su principal manía es chuparse el dedo, lo hace desde que era pequeña, «por eso tengo los dientes bastante salidos», admitía. Y para confirmar su antojo, enseñaba una colosal ampolla que tiene en el pulgar, consecuencia del chupeteo. Otra cosa que le encanta es tocar orejas ajenas, de modo que no se libraron del tanteo ni el presentador ni uno de los cámaras. Esa naturalidad de la que hizo gala en televisión es la que la ha aupado en internet y con ella seduce a millones de seguidores a diario.