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joseba fiestras
Sábado, 21 de noviembre 2020, 06:59
No se suele hablar bien de las segundas partes, sobre todo cuando tratan de estirar un chicle mascado día y noche durante toda una semana. Eso es lo que hace 'Cantora, la herencia envenenada'. La semana pasada Kiko Rivera soltaba bombas a destajo y daba carnaza suficiente al personal para debatir sin parar desde entonces. La nueva entrega no tenía a Kiko, pero tenía a Teresa Rivera, que viene a ser como si la segunda parte de 'El padrino' la hace Nicolas Cage en lugar de Al Pacino. Eso sí, había esmeraldas y hasta un tasador llamado Iñaki que evaluaba las joyas en directo para saber si Isabel Pantoja había dado el cambiazo en su día. Esta herencia da más juego que Rajoy en un campeonato de trabalenguas.
«Al principio nos llevábamos muy bien», informaba la madre de Canales Rivera sobre su relación con la tonadillera. Pero pronto se torció la cosa. «Su familia estaba en Cantora todo el rato y mi hermano ya estaba harto de eso», narraba. Según la invitada, Paquirri se mosqueó con tanto 'cuñao' en su casa. «Paco era muy espléndido, pero no se dejaba pisar y dijo que él no iba a mantener a nadie», explicaba Teresa con todo lujo de detalles. Y Vicente Ruiz 'El Soro', el único superviviente de aquella fatídica corrida de toros de Pozoblanco, se sumó a la fiesta. «Nunca he querido hablar, pero ahora que ha salido todo vengo a liberarme», avisaba el matador. El diestro mantenía una gran amistad con Paquirri y confirmó que se casó muy enamorado, «pero con el tiempo la cosa se fue enfriando», sostuvo.
Los hachazos hacía la Pantoja no cesan. «Cuando murió su marido solo le preocupaba saber dónde estaba el maletín», revelaba su cuñada refiriéndose al bolso en el que el maestro guardaba el dinero de la corrida. «En los últimos meses pasó algo. A mí Paco me dijo que estaba hasta los pantalones. Se quería separar», añadía. «A Francisco y Cayetano (los hijos de Paquirri y Carmina Ordóñez) les trataba mal, no los quería allí», señalaba la invitada. Y ampliaba: «Decía que eran unos malcriados y unos maleducados». Y todo regado por imágenes de archivo de la mítica 'máquina de la verdad', la buena, la de Julián Lago. Secuencias supuestamente desclasificadas por la cadena que habían permanecido bloquedas durante 26 años y que tenían como protagonistas a Antonio Rivera, el padre de Paquirri, y a Carmina, su primera esposa.
«El dinero le gusta a todo el mundo, pero ese egoísmo tan grande es muy fuerte», precisaba Teresa censurando de nuevo a la folclórica más famosa. Y llegó el momento de saber si las esmeraldas eran reales o no. «No son las buenas, las pudo comprar en un chino», denunció la entrevistada aludiendo al supuesto cambiazo que pegó Pantoja. Según parece, Paquirri las compró en Colombia para su madre. Al morir esta se las devolvieron por si tenía una hija. Y su deseo final era que fueran para su hermana. «Llevaba un estuche con otras esmeraldas para cambiarlas», apuntaba otra invitada que decía haber visto el momento con sus propios ojos. Y el experto dictaminó sentencia (¡pasadas las dos de la madrugada!): «Los diamantes no tienen la alta calidad que deberían y la pieza, tampoco. Son esmeraldas colombianas, pero de grado medio». Así que entre todos concluyeron: «Han podido hacer una réplica». Y para rematar anunciaron que han recibido una cinta sobre Pantoja con un contenido «tan brutal que no puede hacerse público», aseguraron con esa cara que poner de haber descubierto América. Ya veremos. «Si Paco levantara la cabeza y viera esto se volvía a morir», zanjó con razón El Soro.
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