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«He sido un personaje y poco a poco se me ha ido yendo de las manos por un grave problema de mitomanía y ego». ... Frank Cuesta, conocido popularmente como 'Frank de la Jungla' por el título de su exitoso programa de televisión, vuelve a estar de rabiosa actualidad. El vídeo en el que confiesa ser un fraude ha desatado un terremoto emocional entre su legión de fans, que le siguen desde los inicios de su carrera mediática hace ya 15 años. Especialmente duro ha sido escuchar de sus labios que llegó a inventarse un cáncer para seguir en el candelero, que no es veterinario ni herpetólogo y que los animales de su santuario son comprados; es decir, nunca los ha rescatado. Hasta ahí su falta de empatía y sensibilidad.
Francisco Javier Cuesta Ramos (León, 16 de octubre de 1971) se ha convertido en el nuevo ejemplo del auge y posterior descenso a los infiernos de una persona cegada por los oropeles de la fama. Pasó de ser un español anónimo que se fue a la aventura a Tailandia a presentarse como una especie de Indiana Jones del siglo XXI. Una casualidad, porque contaba que su verdadero sueño desde niño había sido convertirse en tenista profesional, hasta que un accidente de moto truncó su carrera. O eso decía, porque, después de su impactante confesión pública, quedan en el aire la autenticidad de sus datos biográficos.
El caso es que, reconvertido en entrenador de tenis, se fue al país asiático para montar su propia academia, pero, poco a poco, su pasión por la fauna local fue ocupando su tiempo. En esas estaba cuando fue descubierto por los reporteros de 'Callejeros Viajeros'. Su capacidad de enfrentarse a peligrosas serpientes venenosas como si fuera la cosa más normal del mundo provocó tal impacto en los directivos de Cuatro que le propusieron presentar su propio programa. Una oferta que Frank terminó aceptando a regañadientes gracias a su entonces esposa, la modelo y cantante Yuyee Alissa Intusmith, que vio en la televisión una excelente oportunidad para financiar su nueva fundación de ayuda y protección a los reptiles del país asiático.
Así nació 'Frank de la Jungla' en 2010. Los episodios, protagonizados por un joven naturista que parecía no tener miedo a nada, no podían ser más impactantes. Estas interacciones extremas con animales peligrosos formaban parte de su día a día como presunto veterinario y herpetólogo, como se les conoce a los especialistas en el estudio y manejo de reptiles y anfibios. Sus constantes exhibiciones de valor con sustos incluidos, como cuando varias serpientes le escupieron veneno en los ojos o directamente le mordieron, le permitieron convertirse en uno de los personajes más populares de esos años. Recibió inclus un Premio Ondas en 2011.
Considerado como el sucesor del mismísimo Felix Rodríguez de la Fuente, Cuesta siguió encadenando nuevos proyectos como 'La Selva en Casa' (2011), ambientado en España y que se emitía en Cuatro junto con 'Frank de la Jungla'. Al igual que el mítico naturalista y divulgador televisivo de la década de los 70, sufrió un accidente de helicóptero en pleno rodaje en la zona de Mekong. En su caso, sólo se saldó con varios huesos rotos. De nuevo, es inevitable que este dato quede puesto ahora en cuarentena. En todo caso, tras esta supuesta traumática experiencia personal, decidió abandonar el mundo de la televisión y convertirse en un exitoso youtuber con su canal 'Natural Frank'.
Precisamente, ese fue el título elegido para su regreso televisivo, también en Cuatro y con el mismo equipo de 'Frank de la Jungla', en 2013. Era sólo cuestión de tiempo que Cuesta, con su estilo directo y desenfadado, saltase de Mediaset a otras cadenas. Lo hizo en Discovery Max para presentar 'Wild Frank', que se mantuvo en antena de 2014 a 2020. Mientras tanto, creaba otro canal de YouTube donde mostraba su labor ecologista rescatando animales salvajes, desde reptiles a murciélagos, de los mercados locales donde se vendían.
Su modesto refugio 'Cuestas shelter' dio paso al santuario 'Libertad', un espacio de 37 hectáreas ideado para acoger especies no autóctonas de Tailandia y, que por lo tanto, no podían ser soltadas en el país asiático. Llegó a construir para ellas desde un lago hasta un canal artificial pasando por una cueva. Resulta que estos animales, tras la sorprendente revelación de Cuesta, fueron en realidad comprados y no rescatados con el único objetivo de seguir alimentando su leyenda como amante de la naturaleza. Algunos de ellos murieron por la negligencia del propio creador de contenidos, que carecía de los necesarios conocimientos veterinarios para cuidarlos como se merecían.
Frank, que se convirtió al budismo en Tailandia, no ha dudado ahora en definir a su santuario como una simple «granja de animales» tras ser detenido el pasado mes de febrero por la policía del país asiático acusado de poseer ilegalmente especies silvestres protegidas. Finalmente, el leonés fue puesto en libertad bajo fianza, mientras se les incautaban varios ejemplares que todavía seguían a su cuidado. Después de esto, su proyecto para crear otro espacio protegido en Valencia, de mil hectáreas y de un presupuesto de 10 millones de euros para el que había llegado incluso a pedir financiación externa, parece una broma de mal gusto.
La revelación de todas sus mentiras no es la única crisis personal a la que se ha tenido que enfrentar Frank durante los últimos años. Fue especialmente mediática la noticia sobre la condena de su ya exmujer por tráfico de drogas tras ser detenida en 2014 en un aeropuerto de Bangkok con cinco gramos de cocaína en su equipaje. Yuyee fue sentenciada a 15 años de cárcel y a una multa de 45.000 euros. El caso provocó un gran interés entre los fans de Frank de la Jungla creándose incluso una recogida de firmas para su liberación. Tras seis años de prisión, la exmodelo salió de prisión.
Cuesta también tuvo que enfrentarse a la muerte de uno de los cuatro hijos que tuvo con Yuyee. Zipi falleció poco después de nacer, aunque por fortuna su hermano gemelo Zape, ambos bautizados así en homenaje a los populares personajes de tebeo de los años 70, logró sobrevivir y llegó incluso a jugar de portero en las categorías inferiores del Fuenlabrada y Alcorcón. Tiene un quinto hijo, Pepsi, que fue adoptado en 2013, y en la actualidad vive en Tailandia con Paloma Ramón, su actual pareja, que también trabaja con él en su particular santuario naturalista.
Pero cuando a Cuesta la tragedia no le alcanzaba, directamente se la inventaba. Todo con tal de permanecer en la cresta de la ola mediática. Como su cáncer, desvelado en 2015 y bautizado por él como «crocus guarrus pelatus», que «probablemente terminará conmigo en el futuro», tal como declaró en una ocasión. En 2019, llegó a asegurar que había enfermado de leucemia. Todo mentira. Ahora dice que sufre una mielodisplasia, una patología que, curiosamente, también es un tipo de cáncer que afecta a las células de la médula ósea, lo que provoca anemia crónica y fatiga extrema.
«Asumo mi responsabilidad de haber engañado a todos y pido disculpas públicas por haberme aprovechado de tanta gente», asegura Cuesta en su vídeo mea culpa. Una de sus víctimas más famosas, junto a creadores de contenidos como Plex e Ibai Llanos, fue Isabel Díaz Ayuso, que no dudó en trasladarse hace unos meses al santuario de Tailandia para grabar un vídeo como apoyo a su labor ecológica, como recuerda la exministra de Igualdad Irene Montero con toda la retranca del mundo. Eso sí, Cuesta, pese a que no podía estar más contento con la visita de la presidenta de Madrid, reconoce ser votante de Vox tras toda una vida como simpatizante socialista.
¿Y ahora qué pasará con Frank de la Jungla? Todo indica que, tras las confesiones en su canal de YouTube, su personaje de intrépido ecologista ha pasado a mejor vida. De momento, Cuesta ha pedido perdón a su amigo y excolaborador Chi, al que acusó de propagar en redes sociales unas grabaciones en las que se le escucha hablar de envenenar perros y gatos para que no entrasen en su santuario. «Quiero disculparme públicamente y asumo completamente la responsabilidad del 'hate' que le cayó tras mi detención», explica tras reconocer que no tiene estudios sobre animales.
Cuesta llega a desear suerte «de corazón» a Chi, también creador de contenido y con el que compartió amistad durante una década, en un proyecto muy similar al suyo, con el que se convertía en su competencia directa. «Por motivos de celos empecé a hablar mal de él», reconoce. «También debo decir que ante los rumores de que él llevaba el tema del dinero en el santuario, es falso. En todo momento yo he sabido cuánto dinero entraba en esa cuenta y fue mi idea que las transacciones fueran a través de una cuenta diferente», añadía en lo que parece una trama con un trasfondo claramente económico.
También Frank ha querido disculparse con su exmujer, con la que ha mantenido un conflicto familiar por la titularidad del terreno en el que se asentaba su santuario, y su actual marido, Chris Korn, «como parte del acuerdo entre las partes», presumiblemente, para la retirada de las demandas. «Asumo toda la responsabilidad por las falsas acusaciones contra ellos. Ella no consume drogas ni alcohol y se ha recuperado en la comunidad de Narcóticos Anónimos desde 2013». También quiso disculparse con su esposo, un hombre transexual, «por los insultos obscenos y la discriminación contra su integridad sexual diciendo que usa hormonas y que se sometió a muchas cirugías».
«Con respecto a mi detención, ninguna de las personas que fueron señaladas tienen nada que ver con la misma», aclara Cuesta, al mismo tiempo que pide perdón a sus seguidores, que se preguntan el motivo por el que ahora el falso veterinario ha revelado su verdadera cara al contrario que Chi, conocido como @chi.wildlife, cuyos rasgos físicos siguen siendo un misterio. ¿Un movimiento táctico ante un posible chantaje? ¿Un intento de evitar que un secreto con repercusiones todavía más graves salga a la luz? De momento, tanto Zape como Paloma ya han dejado caer que Frank grabó su confesión bajo fuertes coacciones.
«Llevamos dos meses bajo acoso. Me da muchísima pena tener que escuchar a mi padre forzado a leer un guion diciendo que nunca tuvo cáncer cuando yo he visto caer a cachos su pelo durante sus tratamientos», asegura el hijo mayor. Su actual pareja pareció emplear la misma tesis hace unos días en sus redes sociales: «Desde hace muchos meses estoy siendo víctima de presiones, amenazas, chantajes, difamaciones y denuncias por parte de varias personas». Lo que parece claro es que Fran Cuesta va a seguir dando que hablar en los próximos días. Y no precisamente por su defensa de los animales.
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